Nunca ha sido tan tensa la relación de un gobierno de Castilla-La Mancha con la Universidad regional (UCLM). Aunque siguen hablando de la financiación presente y futura, a ciertos niveles los puentes parecen rotos y de seguir por este camino será cada vez más difícil recomponerlos. El conflicto ha entrado en una dinámica peligrosa en la que ambas partes intentan hacerse daño una a la otra con iniciativas o declaraciones que caldean aún más el ambiente. Pero lo peor son los comentarios que se vierten en privado y los rumores de todo tipo que se están haciendo correr, con base real o sin ella. Cuando se habla de agujeros financieros millonarios o cuando se amenaza con presiones en toda regla es que las cosas han ido ya más allá de lo necesario y que será complicado dar marcha atrás.

Este martes hasta el presidente del Gobierno regional, Emiliano García-Page, se ha metido a fondo en el asunto al dejar caer la posibilidad de que la UCLM tenga que ser rescatada, una palabra maldita de los momentos más duros de la crisis que tendría unos efectos explosivos en caso de que realmente se tomara una medida de esa magnitud contra la Universidad castellano-manchega. Page ha sido lo suficientemente explícito como para que todo el mundo haya empezado a pensar que no descarta la intervención de la UCLM en caso de que sea necesario. No creemos que tenga realmente esas intenciones, pero por el momento ha metido el miedo en el cuerpo a los responsables de la Universidad. O al menos lo ha intentado.

Así, García-Page se ha mostrado a favor de abordar un planteamiento de futuro y adaptación a los nuevos retos de la Universidad regional, pero también ha mostrado el interés del Gobierno regional por aclarar sus cuentas, porque, según él, "los contribuyentes y ciudadanos exigen" conocerlas. Considera que es compatible "pensar en qué hacer a medio plazo y rescatar si es que se necesita algún tipo de rescate, si es que ha habido algún tipo de negligencia en la gestión de Universidad". Gestión, negligencia, rescate… Son duros términos en boca del presidente que dejan entrever el estado de la situación.