Hoy por hoy el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, es uno de las personas más envidiadas del panorama político español. Casi nadie ha obtenido un resultado electoral como el suyo después de laminar a los líderes de Podemos en la región tras acogerles en su Gobierno y de atraerse el favor -y el apoyo expreso en temas de gran importancia- del otrora montaraz Partido Popular y el blandiblú Ciudadanos. Page gobierna con una holgada mayoría absoluta en un tiempo en el que el bipartidismo parecía haber pasado a la historia. En Castilla-La Mancha sigue muy presente y el PSOE ha sabido gestionar con gran provecho la división del centro derecha.

Y si hablamos de política nacional y del papel que juega o puede jugar en un futuro próximo el presidente castellano-manchego también ahí se le ve tranquilo y feliz. En estos momentos está viendo los toros desde la barrera a la espera de que haya un acuerdo del PSOE con Podemos o de que se convoquen nuevas elecciones. Personalmente Page cree que habrá elecciones pero pase lo que pase no le afecta en nada a la mayoría absoluta con la que gobierna en Castilla-La Mancha. Si Pedro Sánchez logra formar gobierno será bueno para Castilla-La Mancha porque habrá presupuestos y se desbloqueará la financiación autonómica. Si en cambio hay elecciones se retrasará todo ello, pero Sánchez ganará peso dentro y fuera del partido y tendrá mayores garantías para sacar adelante el Ejecutivo. Y si Sánchez no logra nada de todo ello se abrirá un nuevo e interesante horizonte para Page en la política nacional.

Los colaboradores más próximos a Page le han visto este verano más feliz y tranquilo que nunca, aunque su ritmo de trabajo sigue teniendo la potencia de siempre. Con Sánchez su relación ha cambiado poco y sigue sin haber confianza entre ellos. Por eso hubo murmullos muy perceptibles el sábado durante la reunión del Consejo Municipal del PSOE cuando Pedro Sánchez sorprendió al auditorio con una frase que todavía resuena en Toledo: "Yo te tengo envidia, no sé si sana, Emiliano, siempre se dice que la envidia nunca es sana, pero claro, os veo que después del 26 de mayo estáis gobernando con plenas capacidades y yo desde el 28 de abril...". Que el poco humilde Pedro Sánchez declarara públicamente que le tiene envidia a Page es un acontecimiento político que no puede pasar desapercibido. A Page debió sonarle a gloria. A algunos otros presentes quizá no tanto.

Solo hay un nubarrón a la vista para Page, y no es pequeño. En Castilla-La Mancha hay muchos problemas por solventar, pero hay algo que en estos momentos inquieta más que ninguna otra cosa a Page y su gobierno: El presupuesto. Nuestra Comunidad, igual que el resto, no tiene dinero y cuanto más se tarde en aprobar las cuentas generales del Estado más se agravará la situación. Para ello tiene que haber Gobierno nacional, pero todo apunta a que habrán de celebrarse elecciones para poder formarlo. El tiempo es oro en este caso porque la situación financiera de las comunidades es agónica. Ese horizonte es el que más inquieta a Page, y lo peor para él es que no está en sus manos solucionarlo.