Dicen que pedro Sánchez da más miedo a la propia gente de su partido que a los de fuera. No a los militantes de a pie o a los que votan socialista aunque se acabe el mundo, sino a los dirigentes, a los cargos orgánicos o institucionales, a los barones y a todos aquellos que tengan algo que perder en caso de ser mínimamente sospechosos de antisanchismo.
Dicen que el partido ya no es como era. Tanto es así, que en un artículo de este fin de semana de Javier Ruiz de Vergara publicado en Es Diario, se afirma que las "baronías están en peligro de extinción", y que Page, Vara y Susana "ya no cuentan". No había llegado la pandemia y todavía se pensaba en medios políticos que el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, era el más firme candidato a liderar el PSOE nacional en caso de que los acontecimientos hubieran obligado a plantear una recambio en el partido. Hablamos de hace apenas ocho meses. Hoy ya no hay a la vista ningún candidato a suceder a Pedro Sánchez. La única alternativa a Pedro Sánchez es Pedro Sánchez.
Volviendo al artículo de Es Diario, no es extraño que revelen la indignación por la que atraviesa "un sector del partido, mayoritariamente ligado a lavieja guardiade Ferraz, que asiste `perplejo´ a la deriva de su último líder". En ese sector hablan de "el silencio de los corderos" para referirse a la actitud, ahora callada, de los hasta hace poco combativos barones -Susana Díaz,Emiliano García-Page,Guillermo Fernández VaraoJavier Lambán- "ante una deriva dePedro Sánchezescenificada en una campaña de acoso y derribo contra la Corona, un entreguismo sin precedentes a los herederos políticos de ETA y una cadena de cesiones a los condenados por el 1-O".
Y sobre todo una falta absoluta de vida de partido en relación con la actividad de sus órganos de gobierno, totalmente arrinconados en estos momentos. El diario de Beaumont hace recuento: "LaEjecutiva Federales unfloreroque ya solamente se convoca cuando el presidente lo ordena, elComité Federalduerme el sueño de los justos, y elComité de Política Federalse ha convertido en una escenificación en la que Sánchez se limita a esbozar a los barones sus intenciones".
Recuerdan que la última cita de cierta importancia se produjo el pasado 18 de mayo, de forma telemática y para queDíaz,Page,VaraoLambánrespaldaran sin objeción la gestión deSánchezcontra el Covid. Eldato que resume para lo que han quedado los antiguos barones es que "antes de esas citas de trámite del 18-M y el 11-S, la última vez queSánchezhabía llamado a sus líderes territoriales -eso que Moncloa llama cogobernanza- fue en noviembre de 2017".
Y concluye Es Diario: "Sáncheztoma las decisiones que atañen al futuro político delPSOEen un reducido grupo de asesores que le rodean en la Presidencia, ajenos al partido y capitaneados porIván Redondosin que los órganos socialistas tengan ni voz ni voto".
Aún así las cosas, no cabe duda de que Page sigue siendo un referente del PSOE para los medios nacionales. Su proverbial tacto político le ha llevado a ser cada vez más prudente en sus declaraciones respecto a la gestión de gobierno de Pedro Sánchez, lo que no le impide tomar sus propias decisiones aún en contra del criterio del gobierno nacional y de los argumentarios de Ferraz, como ha ocurrido con las medidas contra la ocupación ilegal de viviendas. La situación es complicada para un político moderado como Page que no quiere perder el apoyo de la comunidad conservadora que preside y que es consciente de la deriva hacia los extremos de su partido en cuestiones fundamentales para la convivencia del país, pero que a la vez ve como el sanchismo se afianza sin que se le ponga nada por medio y sin que le tiemble la mano a la hora de prescindir, ningunear o derribar todo aquello que se oponga a sus planes o los estorbe. Page ha sido siempre un buen equilibrista y ha sabido salir de situaciones muy complicadas. La clave está en saber esperar, incluso en un momento tan extraño, difícil y trágico -no solo en lo sanitario- como el que vivimos. Esperar y centrar todos los esfuerzos en la gestión del territorio de su competencia.