Se ha comentado mucho en medios políticos de Castilla-La Mancha la intervención del martes de la portavoz del gobierno, la ciudadrealeña Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que impidió responder a Irene Montero a las preguntas que le hicieron en relación con la invasión de Ucrania.
Hasta dos veces le preguntaron a la ministra Montero qué partidos son "los de la guerra", según la concepción de Podemos, y las dos veces declinó responder. En una de ellas, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ni siquiera le dio la palabra. En otra, era la ministra de Igualdad la que rechazaba intervenir.
Fuentes próximas a Montero dicen que todo estaba "negociado y pactado", mientras que el sector socialista del Gobierno defiende que se trata de una cuestión lógica para diferenciar las intervenciones de partido de las de Gobierno. En el Ejecutivo añaden que la acusación de Ione Belarra, secundada por Montero, se produjo este pasado domingo en un mitin y desligan esta frase de su cartera ministerial. Desde el martes, las ministras de Podemos mantienen un mutismo total sobre la actuación del Gobierno en relación con Ucrania.
Fuera o no algo pactado, el hecho de que Isabel Rodríguez impidiera intervenir a Irene Montero se ha interpretado en determinados medios como una censura por parte del ala socialista del Ejecutivo a la ministra de Unidas Podemos, cuya imagen quedó maltrecha por la imposición sufrida y porque ella podría haber tomado la palabra para decir exactamente lo mismo que dijo la portavoz, lo que hubiera evitado el escarnio de sentirse ninguneada.
En todo caso, lo que sí ha quedado claro a la vista de todo el mundo es la gran diferencia que hay entre la ministra socialista de Puertollano y la de Igualdad. A favor de la primera, por supuesto.