El día de la Fiesta Nacional de España dejó varios detalles significativos en torno al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Detalles que ponen de manifiesto el perfil político y personal de Page y, llegando aún más lejos, que su distancia con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no sólo está en las palabras, sino también en algunos hechos. La consabida y buscada separación de Page de los postulados del sanchismo, con choques y polémicas constantes desde hace ya muchos meses, aunque más intensos en las últimas semanas, tuvo también su derivada en este 12 de octubre en el que, por cierto, Sánchez fue noticia en todos los medios por hacer esperar intencionadamente a los Reyes Felipe y Letizia.
El caso es que, al contrario que el presidente del Gobierno, García-Page llegó con mucha antelación al desfile en Madrid y tanto él como las personas que le acompañaban pudieron comprobar que, lejos de reproches y abucheos, el presidente de Castilla-La Mancha fue bien recibido entre los ciudadanos que esperaban para celebrar la Fiesta Nacional, incluso con expresiones de afecto por parte de algunos de ellos. Las diferencias entre Sánchez y García-Page se hacen cada día más evidentes y palpables. Mientras el presidente del Gobierno llegaba tarde y hacía esperar al Jefe del Estado, García-Page llegó a las inmediaciones de la tribuna de autoridades con media hora de antelación y hasta tuvo tiempo de darse un paso y tomar un café. Lo hizo en un local lleno de público del desfile en la plaza de los Sagrados Corazones y, según fuentes presenciales, no sólo no recibió ningún reproche sino que, por el contrario, tuvo muestras de afecto y muchos saludos y fotos con algunos ciudadanos, como un grupo de Navarra o una familia de Talavera.
El presidente de Castilla-La Mancha comprobó en primera persona que nadie le confunde con Sánchez y que la gente tiene claras las diferencias, una circunstancia que el entorno de García-Page ha resaltado en las últimas horas y que se produce en un momento especialmente relevante desde el punto de vista político y electoral, cuando sólo faltan siete meses y medio para las elecciones autonómicas y municipales. Poco después de producirse esta situación, Sánchez recibía una fuerte pitada y muchos abucheos a su tardía llegada al desfile.
Otro detalle de la jornada en torno a Page tuvo lugar en la recepción de los Reyes en el Palacio Real. El presidente castellano-manchego asistió a la recepción pero no se quedó a los corrillos posteriores. Había una razón importante para ello: Page tenía que marcharse para no perderse el cumpleaños de su hija, una de esas celebraciones familiares a las que nadie quiere faltar. García-Page tampoco.