"Toledo ha estado a la altura de un evento mundial". Así lo defendía este jueves el alcalde toledano, Carlos Velázquez, después de que la ciudad se haya convertido estos días en la capital europea de la Defensa y de los Asuntos Exteriores.
El campus universitario de la Fábrica de Armas ha acogido los días 30 y 31 de agosto la reunión informal de alto nivel que ha traído a Toledo a los ministros del ramo de los países miembro de la Unión Europea y, pese a la complejidad organizativa del evento y el importantísimo despliegue de seguridad que ha acarreado, todo ha salido a pedir de boca y no se ha registrado ni una sola incidencia.
Según han indicado todas las fuentes consultadas a este periódico, los asistentes han quedado maravillados con la belleza, la historia y el inmenso patrimonio que atesora la Ciudad de las Tres Culturas.
Pero no solo eso, sino que han destacado la hospitalidad con la que han sido acogidos por parte de las autoridades locales, regionales y nacionales, personificadas en el alcalde; en el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y en los ministros españoles de Defensa y Asuntos Exteriores, Margarita Robles y José Manuel Albares, respectivamente.
Mientras que el Gobierno de España ha obsequiado a los miembros de las delegaciones europeas con el típico mazapán toledano -una caja de delicias del obrador de Santo Tomé-, el Ejecutivo autonómico ha hecho lo propio con un plato de cerámica de Talavera de la Reina pintado a mano por el Centro Cerámico Talavera. Y el Ayuntamiento de la capital ha optado por agasajarles con un bolígrafo damasquinado y una insignia con el escudo de la ciudad.
Por cierto, el damasquinado ha apasionado a Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, que se fijó en unos cubrebotones del alcalde Carlos Velázquez y este no dudó en regalárselos. Durante el paseo que dieron el martes por la tarde para llegar desde la plaza de Zocodover a la Catedral, donde disfrutaron de un concierto de órgano, el exministro no paraba de detenerse en los escaparates anonadado por la artesanía y la espadería toledanas. Tanto es así que a la vuelta se fijó en un vestido para su hija que, finalmente, alguien tuvo el detalle de comprar por 15 euros para que se lo pudiese regalar.
Mientras que las delegaciones cenaron el primer día en el restaurante Iván Cerdeño del Cigarral del Ángel (dos estrellas Michelin), el miércoles hicieron lo propio en un enclave privilegiado: el claustro del monasterio de San Juan de los Reyes. El encargado de servirles la cena fue otro chef con estrella, el talaverano Carlos Maldonado. Las dos experiencias gastronómicas maravillaron a los asistentes.
Sin duda, la reunión europea de Defensa y Asuntos Exteriores ha sido un impagable escaparate promocional para Toledo. Tanto es así que varios de los participantes en la cumbre ya han reservado habitaciones de hotel para volver a la ciudad en próximos meses junto a sus seres queridos.