Lo dijo Blas, punto redondo. ¿Qué ciudad de Castilla-La Mancha se va a convertir en la más “envidiada” de toda España? Pues está claro: Guadalajara. No lo digo yo, que no tengo ni idea, sino el presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que empezó este lunes la semana por aquella bonita capital y se puso a echar flores sin parar. A la alcaldesa, Ana Guarinos, que es del PP y gobierna en coalición con Vox, Page no la citó, pero ya se sobreentiende: en cuatro días Guarinos será la alcaldesa más molona y envidiada del ruedo ibérico, mal que le pese a su antecesor, Alberto Rojo, que no podrá llevarse ni las glorias ni las memorias. Ni ná de ná.
¿Y por qué tal subidón de Guadalajara? Porque el caudal de inversiones y proyectos ahora mismo es de tal envergadura que la capital alcarreña va a viajar a la vuelta de la esquina hasta el colmo de lo más y hasta incluso Madrid volverá a ser comparativamente el poblachón manchego que decía el gran Paco Umbral, aquel maravilloso columnista irrepetible. Tiembla Almeida. Las razones de Page para la sentencia son todas de mérito propio o similares, a saber: el nuevo campus universitario, la remodelación del Hospital y la residencia de Los Olmos, tres grandes proyectos de verdad a los que Guarinos le pidió al presidente de la Junta que sume la rehabilitación de la estación de autobuses, que lo necesita como el comer.
O sea, una ciudad de lujo en dos o tres añitos. Que así sea. El caso es que a Page no le queda más remedio que darles vidilla a los alcaldes del PP que, salvo Cuenca, gobiernan en las principales ciudades de Castilla-La Mancha y también preguntan por lo suyo. Me cuentan mis espías en el Tajo que el otro día el presidente de la Junta, visitando Talavera, se volcó con el alcalde, el popular José Julián Gregorio, y estuvo con él atento y cariñoso, pendiente de tenerle siempre a su lado y en la foto. Todo un detalle de Page con el edil talaverano al que la exalcaldesa Tita García (todavía con el chip en modo alcaldesa un día y otro día) debió asistir con mucha simpatía. Digo yo, tampoco me vayan a hacer mucho caso. Mejores observadores tuvo la escena.
Así que, con estos ajetreos y Page dando caña a la Moncloa a costa del fugado, no me extraña que Pedro Sánchez busque un acercamiento y tenga tanta querencia, el hombre, por venirse de vacaciones a la finca toledana de los Quintos de Mora, que se la pagamos entre todos a tocateja. El fincón de los Montes de Toledo es el destino de relax preferido de Sánchez y familia y este mismo lunes publicaba este periódico todas las fechas disfrutonas de los últimos años y la reciente resolución del Consejo de Transparencia para que el presidente haga públicas sus compañías en estos viajes y cuánto cuestan a los españoles. Los Quintos de Mora son la nueva casa común de la izquierda couché con el sobrenombre que ya ha hecho fama: “El rancho de Sánchez”.
O sea, que todo bien este martes por la mañana, con sorpresa incluida. La que me he llevado al ver a la exconsejera Blanca Fernández y actual delegada del Gobierno de Page en Ciudad Real lanzar esta idea en un titular: “Sin el PSOE, Page no ganaría elecciones”. Anda, parece una obviedad pero llama la atención en boca de una dirigente socialista muy de la cuerda y días después de que el ministro Óscar Puente, ese hombre, le indicara al presidente de Castilla-La Mancha la puerta de salida del PSOE a cuenta de los “extrarradios”. ¿Qué habrá querido decir de verdad Blanca Fernández? Ni me lo imagino, aunque supongo que Page ya lo tendrá bien anotado en su cuaderno azul. Que lo tiene. ¡Ay, la vida... qué vidilla nos da!