Alcarreño universal
Dicen los más sabios que uno vale realmente según la calidad de sus amigos. Conocí a Antonio Herraiz hace ya muchos años. Soy de Guadalajara”, creo que fue la segunda frase que me soltó en aquella redacción de COPE Madrid en la que nos hicimos amigos. Porque ser de Guadalajara no es, en su caso, un accidente, ni un accesorio, ni una casualidad. "Antonio Herraiz, alcarreño universal", le dije un día, y así es: este año incluso le ha dado por pregonar las ferias y fiestas de la ciudad. Y lo ha hecho con tino y emoción, que hasta Chani Pérez Henares le ha puesto el adjetivo negro sobre blanco. Supongo que las buenas personas son aquellas de las que uno no siente envidia cuando les van bien las cosas, esas que logran concitar el elogio sincero y unánime. He probado a preguntar por él abajo y arriba, y no he escuchado reproches, ni de Buruaga ni del último becario con quien haya trabajado.
Ahora Herraiz presenta desde esta temporada, junto a Pilar Cisneros, el informativo de mediodía de COPE, la que fue mi casa tantos años. Y no me quiero perder la ocasión de recomendarles a ustedes, lectores de nuestra tierra, que escuchen en la radio a uno de los nuestros. No sólo por ser de Castilla-La Mancha, que también, sino por ser periodista, así, sin apellidos. ¿Periodismo?: Contar cosas que sean ciertas, ser leal con los hechos, no creer sin más al primero que llama por teléfono, buscar una fuente y después otra, golpear el teclado con pasión, defender al más humilde del más poderoso, respetar al poderoso porque antes que eso es una persona, creer en la verdad, la belleza y el bien, respetar el oficio y sus códigos, descreer de los ascensos rápidos, escoger lo pequeño frente al luminoso gigante, la barra del bar antes que el reservado, acoger con cariño aquello que perdura, escuchar al viejo, sonreír al niño, amar a nuestro país, defender la libertad frente a los totalitarios, ser leal con quien te paga y honesto con quien te escucha, te lee o te mira, contar la vida mientras se vive con autenticidad.
Antonio se casó en Armallones, en el Alto Tajo del que habló en su pregón alcarreño, y aquello fue una fiesta singular, de mesa corrida y camaradería castellana. Es justo felicitar al amigo, sí, pero aunque no lo fuera. Es bueno que en la vida prosperen las personas auténticas, no los voceros. ¡Qué bueno que ponga voz a las cosas de España un hombre de provincias! Y que lo celebren en El río que nos lleva, el que casi no tiene agua, que aplaudan los amantes de la fiesta culta y los devotos de la Virgen de la Antigua. Y, por supuesto, respiremos tranquilos los periodistas que seguimos creyendo en la noticia.
Son las dos, Antonio, la una en Canarias. Te escuchamos.