Incertidumbre y esperanza
A la espera de que se concrete el adiós de María Dolores de Cospedal a la política regional –tiempo habrá de hacer balance-, el curso político arranca en Castilla-La Mancha con incertidumbre y esperanza. Lo primero por el liderazgo del PP, sí, pero también por la certeza de que no habrá mayorías absolutas tras los comicios de mayo.
El liderazgo indiscutible de García Page en el PSOE otorga seguridad a sus votantes, pero también la sensación de que, por muchos pactos que intente a posteriori, lo esencial no cambiará. Los socialistas de Castilla-La Mancha aún no han hecho la transición de la vieja política a la nueva, y siguen instalados en el puñetazo en la mesa y el despilfarro en el presupuesto. En año electoral es de esperar que la Junta siga con el grifo abierto y despilfarrando el dinero de todos en comprar voluntades por aquí y por allá. El presidente García Page ha tenido que pasar por el aro del pacto con los comunistas, pero da permanentemente la sensación de que ese estilo de Gobierno negociado le es completamente contranatural. Él añora los tiempos de Bono y Barreda, donde se negociaban candidaturas de finca en finca y se gobernaba la región al modo feudal. Es en esos lances oscuros de la política donde el actual presidente echó los dientes –sobre todo los colmillos-.
Veremos si el nuevo PP que representa Casado –indiscutiblemente más cerca de sus votantes que el partido posibilista de Rajoy y Soraya- es capaz de llevar a Castilla-La Mancha su discurso regenerador en lo formal y esencialista en el fondo y generar un ambiente de ilusión que parta del propio aparato autonómico. El triunfo de Casado es también el triunfo de Cospedal –aunque sea en segunda vuelta, bien fría la venganza-, y es de esperar, por tanto, que su principal referente en la región, el todopoderoso Secretario General Vicente Tirado, sea el que, o bien él directamente o bien alguien bajo su manto protector, encabece el nuevo proyecto. Sin embargo, más allá del nombre, importará el proyecto. Si el PP es capaz de huir de regionalismos demagogos y presenta una candidatura sólida que defienda sus principios sin complejos, tendrá una oportunidad. Si no, dejará la puerta abierta para que Ciudadanos, por activa o por pasiva, vuelva a ser decisivo.
Hay quien considera que los nuevos tiempos deben caracterizarse por la flexibilidad. Pero no debe confundirse la adaptabilidad política, el realismo como punto de partida, con la vacuidad. Ser flexible como lo es un junco, con los principios bien asentados y la cabeza abierta a la realidad; y no como una cometa que vuela sin rumbo en función del viento que sople. Ciudadanos tiene el gran reto de no ser visto como esa cometa que vive solo de la oportunidad. También en Castilla-La Mancha, donde el ciudadano corriente no les ve aún como poseedores de un espacio propio, como sí ocurre en Cataluña-sobre todo-, pero también en Valencia o Madrid.
Todo nuevo curso supone una oportunidad. La de este año tiene fecha, el mes de mayo, que anunciará un tiempo político que será viejo o nuevo, lleno de incertidumbre o de esperanza.