Pues eso
El hallazgo se lo debo a Chechu Medina, periodista, amigo y el mejor jefe de Informativos que nunca haya tenido la tele regional. Retuiteaba él un mensaje del presidente García-Page en el que este defendía la Constitución y reiteraba la imposibilidad de que pueda celebrarse un referéndum de autodeterminación en Cataluña. “Pues eso”, remataba Chechu, como alabando el sentido común inapelable del discurso de Page. Y es absolutamente cierto que lo dicho por el presidente de Castilla-La Mancha no admite pero alguno: “Una cosa es la generosidad de la Constitución y otra la ingenuidad. A mí me duele que se alimenten expectativas en una población que tiene que saber que, si mañana hay que decidir sobre España, decidimos todos. Y esto, lo diga quién lo diga, no va a cambiar nunca; sería tanto como no reconocernos a nosotros mismos como país”.
El discurso nacional de Page es el que necesita el PSOE. Ojalá España tuviera una alternativa socialdemócrata que defendiera sin tibiezas el estado constitucional, la unidad nacional y la igualdad de derechos de todos los ciudadanos ante la ley. Durante los meses de liderazgo interino de Javier Fernández, el PSOE se pareció a ese partido. A mí me consta que esa es la formación en la que cree García-Page, que esos son sus principios. El problema es que solo los hace públicos cuando se aproximan las elecciones. Él sabe que no puede recorrer Castilla-La Mancha y pedir el voto de los ciudadanos defendiendo al PSOE de Montilla, Iceta… y Sánchez. La colección de traiciones que acumula el gobierno socialista en relación con Cataluña –que es el problema de España– es interminable. La última de ellas, la declaración del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para quien el aniversario del 1-O transcurrió de modo “asumible”. Todos vimos a grupos descontrolados asaltando el Parlamento y agrediendo policías. Todos, al parecer, excepto Ábalos. Sumen a eso la negativa socialista a aplicar el 155 sobre la TV3 y los Mossos, el desprecio de la ministra Celaá al informe que demuestra el adoctrinamiento en las aulas catalanas, el reconocimiento de Cataluña como nación por parte del titular de Exteriores o el recibimiento que le hizo Sánchez a Torra –con lazo incluido– en la Moncloa, una humillación que no se recuerda desde la reverencia de Josep Piqué a George Bush.
Por eso, las palabras de Page, aunque sinceras, no son del todo creíbles. Como le dije a mi amigo Chechu en Twitter, el problema es cuando se dice eso en año electoral y se silencia los otros tres. Hay principios que no deben ser supeditados. El entorno del presidente regional repite a diario eso de que Page prioriza la región por encima de los intereses de su partido. Es hora de que haga lo mismo con España.