La decisión del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, de pactar con Podemos la entrada en el Gobierno regional con el objetivo de salir el grave escollo de los Presupuestos regionales será más o menos acertada y podrá discutirse en una mesa de debate, pero no cabe duda de que es completamente legítima y supone, al menos de momento, una solución para resolver la crisis institucional en la que estaba metida la Junta de Comunidades. Ya se verán los resultados y si finalmente llega o no a buen puerto ese gobierno de coalición que se va a formar en las próximas semanas, pero con este pacto el presidente Page da un paso adelante en el Ejecutivo autonómico y gana posiciones de cara a reforzar su liderazgo en el próximo congreso regional del PSOE, que se celebrará previsiblemente en otoño.

De momento Page ha conseguido dar estabilidad a su Gobierno y garantizarse el resto de la legislatura en la Presidencia de la Junta, y esta circunstancia le coloca en la mejor posición para su reelección como secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha. Nos parece, desde este punto de vista, que la candidatura alternativa que está promoviendo el alcalde "sanchista" de Azuqueca de Henares, José Luis Blanco, para disputar a Page el liderazgo socialista en la región tiene pocos visos de fructificar en un proyecto sólido y tener éxito en sus objetivos. Lógicamente Blanco está en su derecho de plantar batalla a Page, más aún si, como parece, cuenta con el apoyo de Pedro Sánchez, pero su alternativa tiene difícil progreso en estos momentos en Castilla-La Mancha.

Page es actualmente el Presidente de la Junta de Comunidades y nada indica que vaya a dejar de serlo al menos en los dos próximos años y esta realidad hace muy complicada cualquier opción alternativa dentro del PSOE castellano-manchego. Nos parece muy bien, en todo caso, que José Luis Blanco lo intente si ese es su deseo.