Fracaso y personalismos en la moción de censura de Puertollano
El fracaso de las negociaciones tripartitas para presentar una moción de censura contra la alcaldesa socialista de Puertollano, Mayte Fernández, pone de manifiesto, más allá de las diferencias políticas, que los egoísmos y los personalismos de los partidos y sus "aparatos" de poder pesan con frecuencia más que los intereses generales. Las dificultades que en las últimas semanas se han encontrado el Partido Popular, Izquierda Unida y Ciudadanos para ponerse de acuerdo y arrebatar la Alcaldía al PSOE dejan claro que, al final, los nombres propios están por encima de los programas de gobierno y que lo que convenga o deja de convenir a los ciudadanos está por debajo de los protagonismos personales.
Si ya era difícil que se entendieran partidos políticos ideológica y socialmente tan diferentes, la combinación de un difícil programa municipal con las ambiciones de unos y de otros ha hecho que todos los acuerdos alcanzados en las complicadas negociaciones hayan saltado finalmente por los aires, a mayor alegría de la alcaldesa socialista y de su equipo de gobierno. No estamos diciendo que Mayte Fernández mereciera o no salir de la Alcaldía mediante una moción de censura, que ese es otro asunto que exigiría un debate de mayor profundidad, sino tan sólo constatando la ruptura de un proyecto tripartito para Puertollano que se ha desbaratado sin poner los intereses generales de la ciudad en el primer plano de las prioridades. Un cambio en la Alcaldía que los tres partidos de la oposición consideraban imprescindible al final se ha quedado en nada.
Parece claro que este fracaso es rotundo y contundente y que los tres partidos de la moción de censura han desempeñado un papel que ahora les deja en evidencia, casi en ridículo, después de haber montando un espectáculo político que no han sabido terminar.