El Gobierno de Castilla-La Mancha, en su sitio frente al referéndum ilegal
Pese a la posición filoindependentista del vicepresidente segundo de la Junta y secretario regional de Podemos, José García Molina, el Gobierno de Castilla-La Mancha y su presidente, el socialista Emiliano García-Page, se han posicionado clara y rotundamente en contra del referéndum ilegal en Cataluña y a favor de las actuaciones del Gobierno de Mariano Rajoy y de los Tribunales frente a la escalada del separatismo. El Ejecutivo bipartito de Castilla-La Mancha, con Podemos en su seno, tiene que asumir estas graves y extrasensibles contradicciones, pero la posición de Page y de todo el PSOE regional es muy rotunda en apoyo de la Constitución ante los que quieren romper España, han superado todas las líneas rojas y están lanzando el mayor ataque a la legalidad de las últimas décadas en nuestro país.
Creemos, en este sentido, que el Gobierno castellano-manchego, lejos de comprender la deriva de su vicepresidente García Molina, ha optado por la defensa constitucional y el sentido del Estado, como no podía ser de otra manera y a pesar de la fractura que Podemos ha intentado abrir dentro del Ejecutivo. Page y su equipo están, por tanto, donde deben: en su sitio y al lado de la Constitución y las leyes, una posición que aplaudimos igual que la mostrada estos días por otros partidos de la región, y particularmente el PP, que tienen las ideas muy claras frente a las posiciones ilegales, egoístas y unilaterales del separatismo. Lo único que no es comprensible, en un dirigente castellano-manchego, es ponerse del lado del independentismo y, en este sentido, creemos que la actitud de García Molina tiene difícil explicación y es profundamente incoherente con su pertenencia como vicepresidente segundo al Gobierno de Castilla-La Mancha.
Tenemos claro que García Molina, como persona individual y como representante de Podemos, tiene por supuesto todo el derecho y toda la legitimidad para pensar como quiera y abordar el problema catalán como le parezca conveniente, reuniéndose cómo, cuándo, dónde y con quien le venga en gana, pero no entendemos que, desde sus posiciones ideológicas, quiera a la vez formar parte del Gobierno de Castilla-La Mancha y hacerlo, además, en coalición con un partido como el PSOE claramente situado en el lado contrario al suyo en un asunto tan fundamental como este que tiene a toda España pendiente en estos momentos. Ni el Ejecutivo regional ni su presidente Page comparten en absoluto los planteamientos de García Molina, ni García Molina comparte los de sus socios socialistas, lo cual nos lleva a pensar que unas diferencias de fondo y de forma tan profundas hacen incompatible su pertenencia al mismo Gobierno, y menos en una comunidad como Castilla-La Mancha.