Castilla-La Mancha, con el presidente Rajoy en la aplicación del 155
Ha sido largo y poco comprensible el silencio que el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, ha mantenido en torno al conflicto separatista de Cataluña, pero finalmente ha hablado largo y tendido en este 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, y lo ha hecho en la buena dirección: dando su apoyo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la aplicación del artículo 155 de la Constitución y mostrándose partidario de suspender la autonomía de Cataluña si fuera necesario. Page se ha felicitado, además, por el consenso de las fuerzas constitucionalistas en torno a esta posición y se ha mostrado especialmente contento por la buena sintonía y el acercamiento del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con el presidente Rajoy.
García-Page es un socialista moderado y de centro, constitucionalista y patriota, y estas declaraciones le muestran como el dirigente sensato y prudente que es, siempre en defensa de la Constitución, la legalidad y la unidad de España. Nos extrañaba sobremanera su silencio de las últimas semanas y esa ausencia del debate tan poco acorde con su personalidad política, que no rehúye habitualmente los grandes asuntos nacionales y entra al trapo de todo lo que sea necesario. Entendemos que tiene que guardar las formas con sus socios radicales de Podemos, gracias a los cuales puede gobernar en Castilla-La Mancha, pero ya se hacía raro que no hablara en torno al asunto central que ocupa las conversaciones de todos los españoles y los castellano-manchegos desde hace tiempo.
Al final se ha dado la paradoja de que el más izquierdista Sánchez ha pactado con Rajoy y el más moderado Page ha pactado con Podemos, como si fuera el mundo al revés, pero en todo caso la posición política e institucional del presidente de Castilla-La Mancha está muy clara y se presenta en sintonía con la inmensa mayoría de la sociedad castellano-manchega. Esta actitud de Page choca también frontalmente con la de su socio de gobierno y vicepresidente segundo, el podemita José García Molina y su jefe supremo en Madrid, Pablo Iglesias, totalmente contrarios a la posición de Rajoy con la que el presidente de Castilla-La Mancha está tan de acuerdo. Lo extraño es que García Molina quiera formar parte de un Gobierno que choca tan frontalmente con sus opiniones en el asunto más crucial e importante que tiene planteado España en estos momentos, y más aún cuando Page censuró duramente ayer a Iglesias por no estar con los constitucionalistas y la unidad de España sin matices. Es como si Pablo Iglesias y García Molina no fuesen del mismo partido o quisieran aparentarlo, y de ahí que Page ataque a uno con dureza y ponga al otro dentro de su Consejo de Gobierno.
Pero lo importante, y con lo que queremos quedarnos ahora, es con la posición clara y positiva del presidente de Castilla-La Mancha: con la democracia, con la Constitución, con las leyes, con la unidad de España y con el sentido común. Castilla-La Mancha en su sitio.