El Alcaná

Olvido y el sexo

5 junio, 2017 00:00

Olvido Hormigos dejó dicho en invierno que renunciaba al sexo porque no da la felicidad. Ahora estrena el verano con unas fotografías en una revista abierta de par en par; la revista, no ella, que también. Esta concejal de Los Yébenes cambió nuestras vidas un ya lejano mes de septiembre del año doce. Estábamos entonces con las arcadas de la crisis y la reforma laboral. Olvido fue precursora porque se buscó un trabajito nuevo con un portero de su pueblo. Ahora, cinco años más tarde, pelea en las televisiones con la Esteban y la Patiño, la iconoplastia del siglo veintiuno. La Nueva Flor de Yébenes anuncia el verano como la libertad guiaba a los pueblos tras su bandera.

Olvido Hormigos en las revistas es como la llamada de la selva otra vez, el resurgir de lo atávico, la quintaesencia de los instintos más primitivos. Verla y entrar unas ganas de despelotarse súbitas en unos vestuarios es todo uno. Mi concejala tenía que haber nacido en las películas de Esteso y Pajares. Habría sido una musa feliz, sin frustraciones. Ahora se pelea por un quítame esas pajas con la primera que pasa por la puerta de un camerino. Olvido sabe que el sexo no da la felicidad si no es a base de bien, de calidad, o sea. El fornicio pasajero alivia, pero procura la misma sensación que una micción con la vejiga llena. Si uno quiere ambrosía, debe currárselo algo más. Lo otro da pereza y espasmos.

Es por ello que Olvido debiera entrar ya en el diccionario ilustrado de filósofos occidentales a la altura de Epicuro o alguno de estos griegos que pensaban mientras daban masajes con aceite. A los griegos y los romanos los tenemos idealizados, cuando en realidad se pasaban la vida en los baños adorando torsos desnudos mientras escribían epigramas. A Olvido le falta el epigrama, pero ya llegará. De momento, tiene un túnel en Yébenes que debería llevar su nombre. Cada vez que lo cruzo, es como si estuviera pasando por debajo de sus piernas. Olvido, amor, qué calor.

Acabamos de celebrar el Día de Castilla-La Mancha y nadie le ha dado un título a esta joven concejala que ha hecho más por la caza en los Montes de Toledo que muchos de los venaos que corren por sus laderas. El mundo está lleno de injusticias irresolubles que nunca tendrán fin, pero la vida luego pone a cada uno en su sitio. Olvido reconstruye el pacto con Podemos en tres cuartos de hora y le sobran diez minutos para cambiarse de ropa. Algún día alguien pensará en ti, mi vida, como lo que fuiste verdaderamente, esa Diana salvaje, cazadora, Afrodita desmelenada, Venus tatuada de madreselvas y aceitunas. Di que sí, Olvido. El sexo no da la felicidad. Lo tuyo es amor, Eros en busca de Tánatos. Una estatua para esta mujer ya en alguna rotonda del mundo, en lo alto de un monte o en un pebetero.