El Alcaná

En defensa del Casoplón Iglesias

21 mayo, 2018 00:00

Pablo Iglesias e Irene Montero han adquirido una mansión de más de seiscientos mil euros en la Sierra de Madrid. Los amargados de la vida, que siempre los hay, han comenzado a decir por un lado y otro que esto no se corresponde con el discurso que el líder de Podemos ha mantenido durante tanto tiempo. No digo yo que esto no sea cierto, pero la operación contiene muchas más ventajas que inconvenientes, tal y como trataré de demostrar. La envidia es enemiga del buen juicio y a muchos perturba el sentido común.

Iglesias y Montero han decidido someter a las bases a un referéndum para que se pronuncien sobre la idoneidad de la compraventa. La jugada política es un tanto chusca, porque supone conminar al afiliado a decidir entre los líderes y el casoplón o la miseria y el erial para la formación política que supondrían sus renuncias. Yo entiendo que no hace falta llegar tan lejos, pero por si acaso, ahí va un par de detalles.

Que Iglesias y Montero se compren un casoplón con lo recibido de una herencia es una heroicidad de la que Montoro no da crédito. Seguro que ya está preguntando si el impuesto de sucesiones ha sido bien liquidado. Invierten en un sector que genera riqueza y empleo, el de la construcción, por más que lo hayan endemoniado mil veces. Además que la adquisición de la vivienda se produce tras la anunciada venida del gran retoño que augura la continuidad de la estirpe. No ha lugar a la crítica ni a su prolongación en el tiempo. Los camaradas deben nacer donde lo diga el Líder, por más que sea su hijo. Una prueba más de la imperturbabilidad de Coleta Morada a la hora de tomar decisiones.

No dudo además en ningún momento que el casoplón servirá para hacer asambleas multitudinarias del 15-M, con acampados incluidos. De esta forma, se evita el desgaste de la Puerta del Sol, monumento histórico madrileño que debe ser preservado. Además que en la Comuna que nuestro Gran Líder piensa montar en la sierra, estoy convencido que no habrá lugar para diferencias de clase. Ni por la cabeza se me pasa que a los anticapi los ponga de servicio con cofia y delantal a pasar el plumero por las estanterías y los libros. Seguro que son ellos, la pareja feliz, con la abnegación debida y obcecada, quienes sirvan al resto del partido en las barbacoas comunales que se harán en el jardín. Así que, por esa parte, nada que temer. Innecesarias y gratuitas parecen las afirmaciones de que Podemos cada vez más se parece a los partidos comunistas que arruinaron los países que gobernaron, pero enriquecieron a sus líderes. Aquí queda demostrado que todo se hace por un fin superior.

Ayer fue Pentecostés y las lenguas de fuego cayeron en forma de coletas de millones sobre las cabezas de Iglesias y Montero. Hace unos años, Alfonso Ussía bautizó la casa de Boyer y Preysler como Villameona, debido a los diecinueve cuartos de baño que albergaba el recinto. Pablo sigue la estirpe de otra Iglesias –la Preysler lo era, aunque política-, y levanta una morada colosal donde podrán miccionar todos los militantes que lo deseen sin manchar los muros de ningún tercero. Carmena no le estará nunca lo suficientemente agradecida. Monedero ya ha explicado en Twitter la lógica de la operación y la letra que le toca pagar a la pareja. Nunca un hombre de letras manifestó conocimientos tan avanzados de ingeniería financiera.

Así las cosas, la dacha de Iglesias no ofrece más que ventajas por todas partes. Una operación inmobiliaria a la que ni Villar Mir se hubiera atrevido con toda la protección de Florentino. La vida es maravillosa y no para los cenizos que no saben usarla. ¿O es que un pobre profesor universitario no tiene derecho a prosperar en la vida? Montero anda buscando ya diseñador que le monte las cortinas. En Cuenca hay uno muy bueno, camarada. Porque entiendo, eso sí, que la decoración será austera y no pisarán la casa alguno de estos vanguardistas y sofisticados. La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo, compañeros. Yo, que Irene y Pablo, mancomunaba el crédito entre los afiliados de Podemos.