A Franco le suben la paga
El Gobierno de Pedro Sánchez ha ordenado mediante decreto ley la exhumación del cadáver de Franco de su tumba en el Valle de los Caídos. Asegura la vicepresidenta Carmen Calvo que es urgente sacar los restos del dictador para propiciar la paz y el descanso de las víctimas de la Guerra Civil. Mientras tanto, un monumento que hasta hace cuatro días pasaba desapercibido, no hace más que recibir visitas de curiosos o nostálgicos que acuden al olor de la polémica. Después de tres meses de gobierno, podemos decir que el gran logro de Sánchez ha sido resucitar a Franco e insuflarle más vida que nunca. Imagino que con los presupuestos aprobados del PP, le subirán la paga al muerto vivo de Peret.
Creo que el Ejecutivo no ha calibrado bien el alcance de la medida. Victoria Prego, una de las principales periodistas de este país, lo explicó muy bien hace algunos días en un artículo. Si nadie desmiente las informaciones de hace cuarenta y tres años, lo que se encontrarán quienes exhumen el cuerpo de Franco será un cadáver incorrupto, puesto que fue embalsamado antes de su enterramiento. El Gobierno debe prever alternativas ante la ya confirmada decisión de la familia de no hacerse cargo de los restos y recurrir legalmente la decisión. Esta izquierda nuestra del Twitter es fascinante. Batalla contra los muertos y se acojona con los vivos. Debe ser esta la famosa revolución pendiente que andábamos esperando. A Franco muerto lo llevamos a la cuneta y a Torra y Puigdemont, los dejamos que sepulten a Llarena. Qué valentía y qué portento de Gobierno.
Las mil argumentaciones que estos días he leído para justificar la exhumación de los huesos del dictador me parecen vacuas y sin fundamento. Lo último que esperaba de un gobierno de progreso es que se pusiera a remover muertos. Franco fue enterrado en el Valle de los Caídos por decisión del entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y del Rey de España, Juan Carlos I. En algún lugar deben reposar sus restos, salvo que la política de avances sociales y recuperación de derechos pase ahora por la profanación de las tumbas. Creo que Sánchez, en su postureo sobrevenido, se ha pasado diez pueblos. No me gusta el Valle, creo que es horrible, pero es el símbolo de un tiempo granítico que marcó la Historia de España. Desenterrarla para hacer política con ella me parece una de las mayores abominaciones en las que puede incurrir un gobernante. La Historia, para los historiadores, y la política, para quienes se ocupan de ella. Si Sánchez es tan sensible a la presencia de Franco en el Valle, habría que preguntarle si es que sólo conoce ese pasaje de la Historia y no otros que hablan de lo que, por ejemplo, sucede ahora en Cataluña. La Historia es fascinante y debe ser aprendida y estudiada para no cometer los mismos errores que en el pasado; y sin embargo, tenemos una izquierda política acobardada que lo único que busca es un rédito electoral discutible y deleznable, abriendo heridas que ya estaban cerradas y cicatrizadas. La Guerra Civil fue el fracaso entero de España; quienes la vivieron procuran no hablar mucho de ella. Nuestro país hizo la Transición que el mundo entero envidió. Y ahora los profesionales del púlpito y la tarima quieren reescribir la Historia. Esos cojones, con Franco vivo y no muerto.
Pedro Sánchez ha blindado sus dos años de gobierno con Podemos. Quieren llegar hasta junio del veinte subidos al machito. El presidente mintió cuando presentó la moción de censura, porque prometió elecciones. Allá él y su conciencia. No es el primer político que miente. Sólo le digo que puede que lo de Franco le salga gratis; al fin y al cabo, únicamente quedará una batalla legal y una política de osario y calavera. Pero como continúe con su blandura catalana, dejando a Torra y compañía hacer lo que del lazo les salga, lo pagará muy caro. España no es cuestión de izquierdas y derechas. Sobrevivió a gobernantes como Fernando VII y lo hará a Pedro Sánchez. Que sus compañeros del PSOE en el resto de España se aten los machos, que antes que el guapo van ellos. Francisco Franco, presente. Por desgracia, para la izquierda española.