Juan Ramón Amores recibió el viernes en Albacete la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha junto al cantante Manolo García, con ascendencia originaria de Férez. El acto institucional del Día de la Región se convirtió entonces en una catarsis emocional de exaltación de la vida, algo que viene haciendo Juan Ramón desde hace cuatro años cuando le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad más conocida como ELA. “No dejen que la vida les golpee para vivirla como merece” fue el sensacional inicio de su discurso, frase para esculpir en mármol en el frontispicio de los corazones más ajados. El viernes descubrí en Albacete un halcón llamado a las filas de la insurrección, como él mismo cantó utilizando los versos de Manolo García.
Javier Escudero, compañero de Onda Cero Albacete y natural de La Roda, ya me había hablado de él en ocasiones. Me decía estos últimos meses que ganaría la alcaldía de su pueblo casi sin despeinarse, como al final ha sido. He seguido a través de las redes sociales las peripecias de Juanra y su lucha contra la enfermedad. Se ha reinventado, ha nacido un hombre nuevo. El 13 de noviembre de 2015 murió un ser de lejanías y alumbró otro diferente, con los sorbos y bocados de la vida sobre los hombros. Amores decidió que su batalla personal podía convertirse en símbolo y utilizó los medios de los que disponía para que así fuera. Sin conocerlo de nada, gracias a las redes, se convirtió en alguien familiar para mí, cuyas vicisitudes seguí primero con curiosidad y luego llegué a considerar como propias. Es la grandeza de la nueva era de comunicación que entre todos levantamos. A los de la radio nos sucede algo parecido. El oyente te siente como alguien familiar, de casa, que entra todos los días hasta el salón o la cocina sin pedir permiso. Eso me pasó a mí con Juanra. Hasta que un día lo vi en el hospital con su camisón de topitos sometiéndose a una de sus revisiones y transmitiéndola en directo. Entonces ya vi que había surgido un fenómeno, una antorcha, una luminaria. Y como dice el Evangelio, es muy difícil y de necios colocar la lámpara bajo la mesa.
El reconocimiento del viernes a Amores demuestra la grandeza de una región que sabe reconocer a los suyos y a los mejores. También demuestra la generosidad de Emiliano, el gran triunfador, para quien quizá debieran haber sido los grandes fastos de la gala del viernes. Pero el propio Page vio en Amores un icono, un luchador, un titán. Y por encima de cualquier consideración política, siempre se volcó en él y le dejó el vuelo alto que él quisiera en esa tesitura de su vida. Y Juanra dio el do. El do de pecho de los grandes tenores y con los que se caen los teatros. Como el Palacio de Congresos de Albacete el viernes. Su reconocimiento al Capitán Optimista, colocándose la nariz de payaso al final del discurso, dio la gran medida de su personalidad. Ríe, payaso, escribió Leoncavallo en su famosa ópera. Las sonrisas derruyen hasta las murallas más pétreas. Al final del acto, todos los de Onda Cero nos hicimos una foto con él. La guardaré entre mis imprescindibles. Las personas importantes de la vida son las que te enseñan algo. Y Juanra lo ha hecho. Su lucha de otro tiempo, de héroe o mito clásico, es legendaria. La llevaré guardada en el corazón para cuando las cañas de la vida se vuelvan lanzas. Gracias, Juanra. Tu nombre alcanzará tanta fama como los miguelitos de tu pueblo. Ha nacido una estrella.