El vídeo de Tangana en la Catedral ha descubierto que el Deán y el Arzobispo no se hablan o hablan poco entre ellos. Básicamente, por la disparidad de comunicados de ambos otro viernes de dolores más. Los viernes los carga el diablo y, a lo visto, los vídeos también. El baile del Madrileño con Peluso a cambio de treinta mil euros ha suscitado polémica en el seno de la propia Iglesia, lo cual está bien, pues no todos los cristianos tienen las mismas sensibilidades, aunque sí un mismo credo y comunión. Ahora toca leer la Biblia y pedirle al Papa opinión.
Tengo el mejor concepto posible del Deán y, por supuesto, del Arzobispo en el escaso tiempo que lleva con nosotros. Ambos han defendido cosas opuestas, aunque no tan dispares. Comunidad de cuerpos, miembros y dones y un solo Espíritu. Esto es más viejo que Pentecostés y la propia Torre de Babel. Se consigue más con lo primero que con lo segundo, a la vista está de la Sagrada Escritura y la Nueva Alianza. El baile de Tangana, como dice el Deán, puede llamar a la evangelización de los alejados, aunque abra las heridas de los que están cerca. El Arzobispo hace bien en guardar la esencia, aunque la Iglesia siempre estuvo en el límite para llevar la Palabra de Dios a los pecadores. Predicar entre herejes.
Creo que no es para tanto el lío provocado. Los treinta mil euros serán necesarios para Cáritas o la torre de la Catedral, las carencias son muchas. La buena fe se presupone a todos los que forman el Gobierno de la Archidiócesis, en el punto y momento que se encuentren. Otra cosa es la soberbia, que es pecado por el que cayeron las más altas torres. La humildad es la única base sobre la que puede construirse una respuesta unitaria.
Si Jesucristo Superstar no hubiera salido adelante pese a las críticas que suscitó en su inicio, muchos hippys jamás hubieran conocido la Palabra de Dios. Es más, si los jesuitas no hubiesen echado al macuto el oboe, no habrían evangelizado América ni los indígenas. Como se dice en la propia película de La Misión, con una orquesta hubieran controlado el mundo. Tangana es un genio de la provocación y el momento, pero es creyente. Él y Peluso lucen ambos una cruz en su pecho. Bailan bachata en la Catedral y la Sala Capitular rodeado de arzobispos, con una metáfora clarividente. Un ser como tú debe bajar del cielo. Los caminos y designios del Señor son inescrutables.
El arzobispo ha convocado una jornada de desagravio y purificación del templo. Bien está si así lo considera y hay creyentes que se han sentido agraviados. Todo suma y un acto de contrición nunca viene mal. Pero lo ocurrido, insisto, no me parece tan grave. El vídeo me resulta fastuoso e hipnótico por la cantidad de mensajes cruzados que lanza y que apoya en la propia religión. Otra cosa es que la moral sexual de la Iglesia se quedara en los tiempos de Adán y Eva. Pero eso no es culpa del Deán ni del Arzobispo. Los fieles que tienen deben cuidarlos y harían bien en pensar, por ejemplo, qué hacer con las legiones de divorciados que se consideran cristianos. ¿Negarles la comunión hasta el final? ¿Dónde está la caridad cristiana?
Jesús se rodeó de discípulos, pero iba siempre acompañado de mujeres. La historia de la Magdalena es un camino de redención indudable. Y por una oveja perdida, dejé yo a las otras noventa y nueve. La historia de Tangana ha demostrado que se puede bailar bachata y encontrar la Salvación al mismo tiempo. El final del vídeo es sensacional, con foto de los seises incluida. El caso de Zahara, honestamente, creo que es distinto, en tanto que había voluntad de ofender, aunque su libertad creadora esté fuera de toda duda. El episodio debe servir para hacer examen de conciencia y si es necesario que la Iglesia se abra el mundo o el mundo viva al margen de la Iglesia. Unos señores que no se casan no pueden dar lecciones de moral sexual y mucho menos de matrimonio. El celibato debe ser opcional, aunque entienda la universalidad del amor cristiano. La mujer puede y debe ser sacerdote y, con el tiempo, convencido estoy de que así será, aunque su papel ya sea importantísimo, inspirado en la figura de María.
El vídeo de Tangana, en definitiva, me gusta y no soy ateo, como él. Una polémica como esta tiene que bajar del cielo para pensar y reposar. Es todo mucho más sencillo y fácil si hay comunicación, humildad y perdón de los pecados. Pero bailar no es pecado, si acaso indecoro o provocación. El más listo de toda esta función, sin duda, Tangana.