La derecha se ha abierto en canal y corre la sangre entre albañales. Lo más curioso de estas crisis es ver las caras de sus protagonistas, anotar gestos, quedarse con la copla. Lola Flores cantaba que “la Isabelona presume, porque puede, de flamencona”. Ni que la letra la hubiesen escrito Quintero, León y Quiroga para esta nueva maja del siglo XXI, otra Isabel más de la Historia. O de la histeria, vete a saber tú. Sea como fuere, no hay personaje político más atractivo en la vida nacional que Isabel Díaz Ayuso, IDA para la izquierda antes del cuatro de mayo, consentIDA ya después del mes de febrero. Una goyesca sin quitasol, una armada de la libertad, un cuadro a medio empezar. Si el de Fuendetodos le hubiera pintado la familia como a Carlos IV, el hermano se hubiese caído bocabajo. Cuánto daño han hecho los hermanos desde Juan Guerra hacia acá. Así no hay quien haga políticas de natalidad ni familias numerosas.
La familia es lo primero y bien que lo ha demostrado el peperío. No hay con quien más se riña, no hay con quien más se revuelva. Aunque todo tiene un límite, que es atentar contra los intereses de la propia familia, como sabía Corleone. Se cargó a un hermano por lo mismo y aquí está por ver quién cae primero. Los mariachis ya dieron pistas el jueves por la noche y el personal lo tiene claro. Por eso sorprende tanto la torpeza de Casado y Egea, dos parvulitos que merecen quedarse en casa por incompetentes. Miguel Ángel Rodríguez lo sabe y ha preparado la operación como si fuera un accidente. La Isabelona se pasea entre la muchachada y encima con chupa de cuero, como la Trini. La Puerta del Sol no ha tenido tantas movidas desde la dirección general de seguridad. Abascal y la cabra ya marchan sobre Madrid.
Conocí a Ayuso en diciembre del veinte, cuando nos la presentó Paco Núñez a un grupo de periodistas en Toledo. Escribí aquí mismo que había nacido la nueva musa de la derecha española y no me equivoqué. Venía en plena Navidad confinada a ver su hermano en Toledo. Vaya por Dios, otra vez el hermano, siempre aparece. Pregunté entonces por círculos de la ciudad y la provincia y nadie tenía idea. Quizá esto dé indicios que él tampoco se presente como hermanísimo. En cualquier caso, le inquirí entonces cómo se llevaba ser la Agustina de Aragón del siglo XXI, entre las bombas y petardazos de toda la izquierda pandémica. Y sonrió diciendo que cómo estaría España para ser ella referente de algo. Gana en la distancia corta y seduce con los hoyuelos. Con las bombas que tiran los fanfarrones, las gaditanas se hacen tirabuzones.
Ahora llega esto, cuando el PP es una adormidera de lexatin y sopor. Leo un gran artículo de Carlos Sánchez recordando lo de Hernández Mancha y la operación Riaza, cuando Cuevas, Aznar y MAR –siempre el océano de sus ojos azules- volaron a quien entonces era incipiente líder de la política española. Fraga volvió de Perbes y rompió la carta de las tutías. La derecha siempre ha sido cainita desde el origen. Mató a Abel con la quijada y tuvo que ganarse el pan con el sudor de su frente, mientras los herederos cobraban la pensión de viudedad. Así comenzó el victimismo y las paguitas de la izquierda.
La Isabelona reina con mando en plaza y lo mismo le da el hermano que un sombrero. El pueblo la adora y piropea entre los dardos del sanchismo y ahora los de su propio partido. El meme más original de este fin de semana fue el que mostraba a Sánchez y Casado dándose el beso en la boca de Breznev y Honecker. Tiene nombre de majestad y soberana, reina graciosa en la Historia. Isabel I ganó a su ahijada Juana y la apodó la Beltraneja, para humillar su origen bastardo y ligarlo al de Beltrán de la Cueva. Luego incapacitaron a la otra Juana, la Loca, y la encerraron. Las guerras civiles en Castilla no son nuevas, por tanto. Isabel II, verdadera Isabelona, se metió en la cama a los generales bonitos y el Espadón de Loja, que era el mismo. Las Isabeles se las tienen tiesas y no admiten réplicas. Teo y Pablo le han buscado novios y maridos y solo le han encontrado hermano. Ambos están en el camino de IDA que da a la puerta.