Ha dicho Page recientemente que se ha puesto de moda meter en el mismo establo al lobo con las ovejas. Lo sugiere fundamentalmente por la entrada de Bildu, Esquerra y la Cup en la Comisión de Secretos Oficiales. La vida política en España cada vez más se parece a la fabulosa novela de Chesterton, El hombre que fue Jueves. Aquí ya no sabemos quiénes son los anarquistas y quiénes la policía. Es más, si apurásemos estoy convencido de que saldría que los buenos son los anarquistas disfrazados de policías malos. Un sindiós, vamos. Como para ponerse a volar en Pegasus el resto de la legislatura.
España ha vivido una catalanización evidente desde que el señorito Sánchez está en la Moncloa. Se ha extendido el golpe de estado, se han generalizado los indultos, al tiempo que se han espiado a todos ellos, juntos y a la vez. Es la grandeza del sanchismo que los miopes no ven. El Papa va a llamar a Sánchez para que le explique el misterio de la Santísima Trinidad y a ver si acierta y se recupera de la rodilla. Mientras tanto, el común de los mortales estamos entre Feijóo, Macarena y dale a tu cuerpo alegría.
El lobo, aparte de ser un gran turrón, es uno de los animales que más juego ha dado a lo largo de la historia. Ahí está Caperucita, que puede atestiguarlo y dar fe de ello. Solo que en esta ocasión, la niña ha salido de Bildu y es quien se ha comido a su propia abuela, la txapela y el PNV. Luego estaba el lobo de los tres cerditos, pero como la comparación es tan evidente que podría acabar en la cárcel, no la escribo. Y finalmente, quedaba el lobo que se hacía pasar por oveja y se empolvaba la pata. Ahí podría estar Yolanda, aunque yo la veo ya como número dos del Psoe.
Page tendrá que hacer piruetas como Pinito del Oro para distanciarse del lobo si no quiere que le coma. A él y a los demás, claro, porque Sánchez no piensa en nadie más que en sí mismo. Abuelita, abuelita, qué ojos más grandes tienes. Son para espiarte mejor, le dijo a un Aragonés García que mordía las sábanas de puritito miedo. Aquí, como siempre, falta bibliografía. Hobbes dijo que el hombre era un lobo para el hombre. He leído este fin de semana que Sánchez morirá en la cama, como Franco. Solo nos queda el consuelo y la esperanza de que, mientras Feijóo se queda con el mechero de la caimada en la mano, Sánchez sea un lobo para Sánchez. Angelitos… ¡Que viene el lobo!