Son dos nuevos genios de la región y la juventud desborda en sus mejillas. En tanto que de rosa y azucena, que diría Garcilaso, han aprovechado ambos la vida para bebérsela a sorbos y pintar cada uno un cuadro con el arte que desprenden. Conozco a los dos, los he tratado y vuelve a cumplirse la máxima de la humildad… Son más grandes cuanto más humilde es su trono y su mundo. Los manchegos no nos damos importancia pero tenemos la llanura infinita, que es el alma donde se desbocan a la vez Don Quijote y Sancho y el libro más amplio de la historia. Cervantes volvió a cumplir el patrón. Clavó el mundo y lo amplió sencillamente, en la madurez de los sesenta, mientras creaba los dos personajes universales con la arcilla de la tierra y el horizonte. Las dos figuras que habrían de revolucionar los libros, el tiempo, el pensamiento. Con un lanza, una adarga y dos molinos. No cabe mayor grandeza en algo tan pequeño.
Alberola empezó a arbitrar a los trece años, junto a su hermano. Ha logrado en muy poco tiempo lo que nadie pensaba, alcanzar la Primera División y tocar el cielo con la punta de sus dedos. Un contratiempo de salud lo ha apartado desde el verano y ahora vuelve a los campos. El otro día, después de pitar al Getafe, suspiró, miró al cielo y se emocionó. Es tan sencillo como su padre y su madre, sangre churriega y culiparda noble que brota con humildad, amabilidad y cariño. Se entrena como un loco, un animal, una furia. Lo he visto de noche, de día y por la tarde, sin parar. Es un armario empotrado, más atleta que muchos jugadores y psicólogo de ejercicio. Le ha valido para su convalecencia. La mente lo ha liberado, se ha visto en el espejo y en los peores momentos ha apretado los dientes y ha tirado hacia adelante. Su hermano Antonio, un crack, un monstruo, cráneo privilegiado también, ha estado con él en silencio, callado, sujetando la red por si acaso. Ahora vuelve Javier al silbato y le deseamos toda la suerte del mundo. Conocimiento, pericia, destreza y manejo del juego tiene de sobra. Es un juez clásico, de los antiguos. Lleva en las venas la máxima de Ulpiano, dar cada uno lo suyo. Y lo hace con una mano izquierda fabulosa, impropia de alguien tan joven. Maneja los egos de los jugadores de manera ejemplar y no se achanta ni se amilana por nada. Llegará lejos, seguro. Los niños de Toledo lo adoran y quieren parecerse a él. La vuelta después de la tormenta, ahora en temporada de lluvias, no puede ser más que agua limpia para el resto de la vida. Ha aprendido y se le nota. Crece a velocidades de cíclope.
Rozalén es la dama de la canción manchega, la Dulcinea de Albacete, te quiero porque te quiero. No he visto tanta sensibilidad en unas manos, una boca, una mirada. La niña de Cristóbal se nos ha hecho mayor y toca en el escenario con Serrat, en su retirada… Maestro, se puede marchar, se queda en buenas manos. Cantó La Puerta Violeta, el mejor retrato de la violencia machista, y con el Noi del Poble Sec, Es caprichoso el azar, un canto de amor y viento, otra genialidad de quien escribió Mediterráneo con solo diecinueve años. La hemos visto crecer en familia, entre nosotros, sin dar ruido, hasta que cogió la guitarra y se puso a cantar. Se la rifan en los escenarios y todo el mundo quiere actuar con ella, porque lleva el trono de la humildad y el talento en lo más alto de su primavera. Habla como canta, con ese acento con el que se lava la rosa y se monda el azafrán. Es de Albacete y hace patria del Nueva York de la Mancha, que no se lo toquen. A Broncano lo puso fino y lo invitó a Lodares, pasaje modernista que habría que estudiar para quienes no saben de lo que hablan. Ha aprendido en casa la amabilidad de trato, la sencillez del lenguaje, la calidez de sus palabras. Hace grande a quien canta con ella, el Kanka, Ana Belén, Sabina… Parece mentira… Tan chica y como la flor de la cardencha, hecha canela del puente a la alameda. Su último disco es una maravilla, una delicia… Ha hecho coros y danzas por toda España y en Euskadi se la quieren comer a besos. En Albacete cantó el pregón y le compuso una canción. Te quiero porque te quiero, seguidilla del alma y del tiempo… Las cosas grandes no tienen más complicación que la sencillez. En la Gala Michelín se me paró y entró conmigo en directo para la radio. Lleva la lengua de signos en el corazón y a su lado. Me preguntan por ella de vez en cuando y digo que gana todavía más de cerca, que es un tesoro en bruto, oro macizo de la Mancha, la sierra, Albacete. Los talentos se repartieron como si fueran trillos y vilanos y el viento de la llanura hizo que los cazaran al vuelo estos dos pájaros. Un halcón en Toledo y una avecilla en la Mancha. La sencillez entre las manos, como agua que se escurre, forma lagunas y cueva de Montesinos, donde el sueño es realidad y viceversa.