El Comentario EL ALCANÁ

Dos de Mayo, Fiesta Nacional

1 mayo, 2017 15:26

Ya sé que la Fiesta Nacional de España es el Doce de Octubre, el día que Colón descubrió América. Con tres carabelas, el genovés cruzó el Atlántico y creyó llegar a Asia a través de las Indias, demostrando así por vez primera que el mundo conocido era esférico, si bien tal hipótesis no pudo ser refrendada hasta más tarde con la partida de Magallanes y Elcano. Es verdad que aún esto, hoy existen badulaques que lo ponen en duda. Desde la filiación de Colón, al que hacen catalán, hasta que los Reyes Católicos sufragaran la historia tras la renuencia de Portugal. Son el exponente máximo de unas leyes educativas vergonzosas que, con la aquiescencia general, se han ido desarrollando en democracia. Pero hoy no tengo humor para hablar de esto.

El Dos de Mayo que hoy celebramos es el doscientos nueve aniversario de la sublevación del pueblo de Madrid frente al invasor francés. Las tropas napoleónicas, hegemónicas en Europa hasta ese momento, llegaron a las puertas de la capital para anexionar España al imperio que Bonaparte construía a sangre y fuego. Austerlitz había sido su consagración definitiva como el gran general con mando y plaza de toda la Historia. Sojuzgadas Prusia, Austria, Italia, quedaban España, Portugal y Rusia. En Bayona, Carlos IV y su hijo Fernando VII vendieron el paso del francés por salvar su cuello, en uno de los pasajes más siniestros de la monarquía borbónica. No había rey, no había gobierno, no había nada... Y España entera se levantó contra el francés a una sola voz, desde Gerona hasta Cádiz, desde Bailén a los Arapiles y Vitoria... Es la demostración más clara en la milenaria Historia de este país que España es una sola nación, pues fueron los españoles los que, libre y voluntariamente, decidieron sin institución alguna que los protegiera, defender la integridad de su territorio de cualquier ocupación. Catalanes, vascos, gallegos, andaluces, castellanos, murcianos... Por más que joda, es así.

Las realidades indubitables pueden ser cuestionadas por ociosos, pervertidos o filibusteros, aparte de interesados. Ya sé yo que los romanos llamaban a esto Hispania, tierra de conejos; que Iberia se entiende desde el principio como una unidad que parte el caudaloso y potente Río Ebro; que los visigodos no hacen más que refrendar ya un milenario paso del tiempo, heredando una provincia romana a la que convierten en reino a través de los concilios; que los árabes llamaron a la unidad Al Andalus; que la Reconquista no termina hasta Granada desde Don Pelayo y la mozarabía... ¿Me seguirá hasta aquí un estudiante de la ESO? Quedan los Austrias, el Imperio y todo lo que viene detrás, pero eso ya que lo busquen en los libros.

Lo que quiero decir es que no existe un capítulo histórico tan determinante para disipar cualquier tipo de duda en torno a la unidad de España como nación que este del Dos de Mayo y la Guerra de la Independencia. Propongo la lectura de la primera serie de los Episodios Nacionales de Galdós en las escuelas, aunque nadie haga caso. Un señor como Trueba dijo que hubiera preferido ser francés entonces. Así le fue después. Otra cuestión es el asunto de los afrancesados, que veían en la expansión del imperio francés el triunfo de la Revolución que el propio Napoleón se encargó de ahogar. Y, por supuesto, otro tema a desarrollar aparte, el nacimiento constitucional de España bajo las bombas de Cádiz. Este país se las gasta así. Pero la Pepa no es más que la conjunción de esa resistencia popular en las mentes más preclaras de España, que intentan por vez primera levantar una soberanía nacional que limite al Rey y dé al ciudadano la libertad que el estamento o la monarquía trataba de usurpar.

Es probable que me haya quedado solo y no haya lector que concluya estas líneas por múltiples motivos. Lo expuesto aquí no es más que el resumen de lo obvio. Pero ya me di cuenta hace algunos años que corrían tiempos donde era necesario demostrar lo evidente. Estoy seguro que hace cuarenta años este artículo me lo hubiera tirado mi señorito por simple y ser más propio del Catón que de un periódico. Hoy puede pasar hasta por un artículo ilustrado y de nivel, manda huevos. Que lo fotocopien y pongan de comentario de texto en la Selectividad o como coño se llame.