¿Demasiado tarde?
Me llega en la última semana, a través de las redes sociales, un lánguido comunicado, más bien un SOS, de la asociación de vecinos de mi barrio en Toledo, la que hace una década dejé de presidir y fundamos un puñado de vecinos valientes, responsables y limpios. Fuimos auténticos en defender nuestras reivindicaciones y carencias, quitamos el vertedero y la planta de compostaje, se hizo la variante, colegio, iglesia, tiendas indispensables, centro cívico cultural, digno servicio de autobuses, se puso el barrio en el mapa, vaya.
Pero el trabajo agota, cansa y se necesita sacrificio, algo que no abunda mucho en estos tiempos. Quedaron personas en la Directiva de la Asociación de mi quinta, pero poco a poco se fueron yendo. Yo me fui, bueno me “echaron”, cuando vi que aquello no era lo puro que yo deseaba, pues se mezclaba la política con el quehacer vecinal, y lo dejé a los pocos meses de cesar como presidente, y durante este tiempo ha estado de espectador, si bien, peleando en despachos y reivindicando mejoras para mi barrio a escala personal. Siempre lo he hecho y lo haré hasta que Dios me dé fuerzas. Pero por libre, eso que algunos no entienden -autoridades incluidas- en aras y concepto de no sé qué democracia y participación ciudadana.
Decir que estos últimos años no se ha conseguido mejoras sería injusto y falso. Ahora bien, dicho esto, “Río Chico” ha pasado a ser de una de las tres asociaciones más peleonas, respetadas y reivindicativas de la ciudad a una más. El legado dejado en esta última década se puede escribir en la palma de una mano. Incluso puntos tan importantes como en el transporte público -en el que habrá que incidir dentro de poco- y el centro cívico, o se ha ido hacia atrás o se ha avanzado poco. En el transporte, con todo que nos costó sacar autobús por autobús, a veces dos de una tacada, hasta ahora que nos han quitado servicios lo sábados y domingos por la noche y no ha protestado nadie. Es una desidia tremenda en la que han entrado.
Dicen en la nota que el centro cívico desaparecería… El centro cívico ha sido el centro de la Asociación, nunca del Ayuntamiento, pues éste no ha metido nunca un duro en funcionarios. Lo dejó en manos de convenios de colaboración y no hay dueño, solo conciertos y embolados que ha ido dejando. Falta dar servicios al Centro Cívico, biblioteca, conferencias, reuniones, un funcionario poco a poco que se vaya incorporando al centro, en suma que el Ayuntamiento asuma que el barrio tiene ahora 6.000 habitantes y que el voluntarismo ya no se prodiga mucho. No soy quien para pedir a mis vecinos que se esfuercen, que se sacrifiquen, lo tienen que ver ellos. Pero alguien les tendrá que decir, sobre todo a los que han llegado después y van incorporándose al barrio, que una asociación vecinal es necesaria para colaborar con las autoridades y exigir cuando toque, lo que se necesita.
En fin, apelo al sentido de la responsabilidad y espero que haya un grupo de vecinos que recuerden y sepan que el barrio está así, porque unos vecinos anteriores se esforzaron gratuitamente por sus propios hijos y por principios. Que las cosas no se regalan. Espero que no sea demasiado tarde y hayamos llegado al punto de que la comodidad ha anidado en todos estos jóvenes que hoy pueblan los barrios de la zona donde vivo, Valparaíso, la Legua y Vistahermosa.
Carlos Martín-Fuertes. Expresidente de Río Chico, Toledo