Dar gusto
Las últimas declaraciones del ministro de Fomento del Gobierno de Doctor Fraude, un tal Ábalos, en un mitin del PSOE, que en el fragor del calor mitinero calificó de casposos a los cazadores y aficionados a la tauromaquia, son una guinda más en el engrudo pergeñado por un señor que por no dar gusto a la decencia sigue de presidente del Gobierno de España, cuando debería haber dimitido por su plagio cum laude.
Pero con ser bastante desafortunados sus calificativos sobre los aficionados a la caza y los toros, cuyos aficionados no creo que obliguen a nadie a serlo, sino lo deciden libre y voluntariamente, a mí me parecen más graves sus manifestaciones sobre las deseadas –al menos por los que defienden a España y su futuro- elecciones generales.
Que se descuelgue con que no se convocan por no “dar gusto a la derecha”, demuestra el respeto hacia los votantes y el sentido de la democracia que el sanchismo y el partido que lo sustenta tienen.
Tendríamos que recordar que Sánchez llegó a la Presidencia con el apoyo de golpistas, comunistas-podemitas, proetarras y nacionalistas –alguno de ellos tachado de racista por el propio Sánchez, o tal vez Pedro, en función de si era Presidente o un aspirante-. Todos ellos declarados defensores de España, vamos.
Tendríamos que recordar que el propio Sánchez declaró que llegaba para expulsar a Rajoy y convocar elecciones de manera inmediata. Pero se conoce que le ha cogido “gusto” al puesto y ahora quiere agotar la legislatura, y gobernar con los presupuestos que tanto denostó cuando era Pedro –antes de sufrir su reconversión a Sánchez Presidente-.
Pero no se trata de convocar elecciones para dar gusto a nadie, sino para que los españoles podamos elegir libremente a quien queremos como presidente para que nos gobierne –luego se verá si afortunada o desafortunadamente-, pero elegido por nosotros. Desde luego, debería modificarse la ley para que quienes pertenecer al Parlamento español, se presenten por España y no por su cortijo particular, y no tengamos que padecer el chantaje y mercadeo de votos para beneficio de nacionalistas en detrimento del resto de España.
Y como la cosa va de dar gusto, en la minicumbre teatro, realizada por Sánchez con el racista Torra –según palabras del propio Pedro- asistimos al último gusto que este gobierno de amigos de sociedades para pagar menos impuestos y del éxito del lenocinio- ha dado al gobierno de la vía Eslovena –muertos mediante, claro-.
Dicho gusto consiste en declarar en comunicado conjunto que coinciden en la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña, y que hay que avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica.
Convendría recordar al partido que sustenta a este gobierno que los etarras asesinos también hablaban de conflicto, cuando era puro asesinato cobarde lo que hacían, y por otro lado parece que este gobierno –supuestamente de España- se olvida de más de la mitad de catalanes que no está de acuerdo con el racistaTorra –Pedro dixit-, y sus delirios.
Convendría recordar que ha tenido la cobardía de ni siquiera mencionar como marco para solucionar esta deriva nacionalista a la Constitución.
Convendría recordar, pues, que puestos a dar gusto, mejor harían en dárselo a los españoles para que decidan su futuro, que dárselo a los que la quieren destruir con el beneplácito y complacencia silenciosa de quienes miran por su pequeña parcela de poder, en la confianza de que el tsunami no les llevará por delante.
Cuestiones de gusto. Por el riesgo, supongo.