El paraíso de Puy du Fou
Nuestras autoridades municipales y regionales ya cantan victoria: el parque temático Puy du Fou será una realidad en el verano de 2019. Sobre todo que se inicien las obras antes de que se celebren las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Este era, probablemente, el principal aval electoral y mediático que mostrar a los ciudadanos, como un espectacular trofeo económico y social. Como historiador, me agrada que se haga un parque temático dedicado a la historia de Toledo y de España. Por eso nunca me opuse a este proyecto sino al lugar elegido: la finca de Zurraquín, un lugar protegido por la legislación y declarado como terreno rústico no urbanizable por sus valores naturales, paisajísticos, medioambientales, patrimoniales, arqueológicos… Algún día los políticos que han puesto alfombra roja a este proyecto, propiciando la transgresión de la legislación, quizá sean obligados a dar explicaciones.
Desde luego, esos mismos políticos llevan dos años con cantos que suenan bien: empleos a centenares, visitas de millones de nuevos turistas, un nuevo motivo para que la ciudad de Toledo se sitúe en la agenda turística universal, incremento de las pernoctaciones, negocio seguro para los comerciantes… Ya veremos en qué quedan estos “suculentos” beneficios. Algo bueno habrá, pero tal vez asistamos a la llegada masiva de autobuses y turismos a Zurraquín; y en la mayoría de los casos vuelvan de regreso a Madrid tras haber gastado en el parque el elevado presupuesto que para una familia con varios hijos supondrá. El problema actual de Toledo no es el número de turistas, que según los propios responsables municipales estamos a tope: son muchos más y de envergadura los problemas de nuestra ciudad que parece quieren taparse con determinados proyectos: Puy du Fou, el ferial en Safont, la colección Polo en Santa Cruz, el nuevo barrio que se proyecta en La Peraleda… Pero de buscar soluciones para la despoblación del casco histórico, o sobre el futuro de barrios como Palomarejos o Santa Teresa, el futuro del “Quixote Crea”, el embudo que va a producirse en Benquerencia por el macrohospital que está produciendo el endeudamiento gigante en la Administración Autonómica. O el problema del agua…
Toledo tiene sed. Me asombra ver que esta ciudad cuenta con grandes defensores del agua. Claman -con razón, claro- contra el trasvase Tajo-Segura; pero frecuentemente callan que el estado de nuestro padre Tajo no es sólo responsabilidad de una iniciativa del franquismo que ha conseguido sobrevivir en el tiempo, y ahora tampoco para, a pesar de los nuevos tiempos políticos que viven Madrid y nuestra región. De la necesidad de depurar las aguas en Toledo parece que se habla menos, porque en este tema hay responsabilidades locales y regionales. Pero preferimos echar balones fuera y decir que la cloaca del Tajo es responsabilidad de otros.
Ahora tenemos un buen ejemplo del cinismo político y de algunas entidades e instituciones. Es con motivo del proyecto Puy du Fou. En Francia está situado en una zona de verdor natural, con mucha vegetación y con lluvias garantizadas. Pero no es el caso de Zurraquín, deToledo, una finca que es un maravilloso secarral. Toledo es una isla en la que la pluviometría no es generosa: prácticamente la mitad que en Madrid, a tan pocos kilómetros. Pero se quiere construir un paraíso quimérico, con ríos y lago artificial, con grandes zonas de riego, con aspersores… Según la documentación del proyecto, estiman necesarios unos 175.000 metros cúbicos de agua para el parque Puy du Fou. Pero como la alfombra institucional es tan amable no se les ha exigido un sistema autónomo de agua, bien subterráneo o de aguas superficiales, por ejemplo procedentes del río Tajo. A cualquier agricultor, industrial o empresario de otro carácter que tuviera necesidad de agua las autoridades le exigirían que hiciera un proyecto para conseguir su autoabastecimiento. ¿Saben cómo conseguirá el parque Puy du Fou el agua? Muy sencillo: de la planta potabilizadora del Cerro de los Palos, que está destinada exclusivamente al abastecimiento de los toledanos. Toledo tiene un consumo de agua de unos 11 Hectómetros cúbicos de agua, y ello hace preciso tener tres vías para garantizar esas necesidades: Guajaraz-Torcón, en el sur de Toledo, que trae aguas procedentes de los Montes de Toledo, y que llega precisamente a la planta del Cerro de los Palos, nudo de comunicaciones audiovisuales y fuente para el consumo de agua de los toledanos; la segunda vía es Picadas-1, que aporta aguas del Alberche; y la tercera es Picadas-2, que trae aguas del Tajo desde su cabecera.
Utilizar el agua concedida a Toledo para uso exclusivamente potable de sus ciudadanos para Puy du Fou supone un desprecio a la Ley de Aguas, que en sus artículos 60 y 61 dejan claro que estas concesiones de agua son sólo para consumo humano. Es agua para la boca de los toledanos, para su vida cotidiana. En el caso de excedentes podrían ser utilizadas para usos agrícolas, industriales u otros proyectos, pero no para usos recreativos como es el parque Puy du Fou. El Ayuntamiento incumple además su reglamento de distribución de agua potable, con el consentimiento de la Confederación Hidrográfica del Tajo que dice de forma genérica e irresponsables que en la cuenca del Tajo hay aguas suficientes para garantizar el consumo humano. ¡Tenemos grandes garantes del agua! Entre las alegaciones que distintas entidades presentaron, el agua siempre estuvo presente. Así lo hizo el movimiento ciudadano Queremos saber la Verdad sobre Puy Du Fou. El Gobierno regional no contestó a estas alegaciones concretas, que ponían el acento especialmente en el incumplimiento de la legislación nacional de aguas. El movimiento ha llegado a acusar de prevaricación a los responsables de la tramitación del expediente de Proyecto de Interés Singular para el parque.
El gobierno regional ha mirado a otro lado, como en otros aspectos del proyecto. Pero era demasiado grueso el olvido; por ello ha introducido una previsión: en caso de sequía no podría garantizarse el abastecimiento al Parque, por lo que se obliga a sus promotores a disponer de un plan de emergencia que pueda garantizar las necesidades hídricas del parque, bien con aguas subterráneas o mediante la traída de aguas superficiales. Según algunos expertos, el agua que va a gastar el parque correspondería al consumo humano de una población de unos 1.500 habitantes. Tal vez a algunos les parezca irrelevante. Pero cuando apriete el calor y falten las lluvias, sin duda la sequía se precipitará y los toledanos no tendremos agua para llevar a nuestra boca.
El negocio es el negocio. En Toledo no ponemos fuentes para beber en la calle. Pero regalaremos cada año 175.000 metros cúbicos a un parque que además de cobrar por las entradas pondrá un buen precio a las botellas de agua mineral, a los refrescos, a las cervezas… E intentará vender muchos productos artesanos aprovechando las pedagógicas sesiones de los talleres que salpicarán el Puy du Fou. Los empresarios aprovecharán bien las buenas comunicaciones construidas hacia la zona, cementarán grandes superficies de la finca para construir aparcamientos que acojan a los miles de vehículos y autobuses que traerán a los turistas procedentes de Madrid.
El fin no siempre justifica los medios. Sinceramente en el proyecto de parque Puy du Fou se han producido demasiadas anomalías y burlas al Derecho. Un buen proyecto, quizá, pero en un sitio equivocado; o más fácil: un terreno barato y muy atractivo, que simplifica el desarrollo de un parque temático de carácter histórico. Ha habido una gran cadena de responsables públicos que, con el pretexto de buscar el bien para Toledo, no han dudado en ser un mal ejemplo para la sociedad. Casos como éste han proliferado en nuestro país en las últimas décadas. Y comprobamos día a día como quienes disfrutaron con sus éxitos mediáticos y electorales han terminado condenados por la Justicia. En Toledo se está jugando demasiado y en diversos ámbitos del Patrimonio y el Medio Ambiente en un terreno muy peligroso. Luego dirán: “lo hice por Toledo y los toledanos.” Pero las leyes obligan a todos.
¿Por qué no convertir en atractiva otra zona de la provincia de Toledo y se genera un parque lleno de vida y de cultura? Se ha ido a lo fácil: el Gobierno de Castilla-La Mancha ha interpretado la legislación para satisfacer los intereses de una empresa privada y permite la utilización de esta finca protegida porque así les será más fácil y barato edificar el Parque. Tienen unas estupendas comunicaciones y un marco fantástico, y además se les permite obtener agua reservada a los toledanos.
Amo Toledo y deseo su desarrollo. Pero no podemos silenciar nuestra voz cada vez que los poderes públicos utilizan los recursos institucionales en beneficio sólo de unos pocos.