La queja y la indignación como arma política resulta beneficiosa pero no es suficiente, sirve como herramienta de construcción de conciencia colectiva pero ésta no alcanza sus objetivos si no viene acompañada de una puesta en marcha en la acción común. Talavera, nuestra ciudad, es un asunto de todas y cada una de las personas que habitamos aquí. Hacer ciudad es una responsabilidad y una obligación de todos y todas.
Lo colectivo es bueno porque se compone de responsabilidades individuales. La construcción de una conciencia colectiva pasa por la necesidad de no dejar los asuntos públicos en manos de la gestión municipal, el objetivo de una ciudadanía participativa debe de ser empoderarse e intervenir en el proceso de gestión de los asuntos públicos municipales.
Tratemos pues a Talavera como se merece, tratemos el espacio público, compartido, como si fuera nuestra propia casa, no pensemos sólo en nosotros mismos sino en todas y todos aquellos que nos rodean, en nuestros convecinos. No imitemos los malos hábitos adquiridos, construyamos todas y todos juntos una ciudad habitable donde el espacio público sea como nuestro hogar particular.
Hemos visto cómo, en los últimos diez años, Talavera ha ido perdiendo vitalidad, ha ido dejando pasar oportunidades de mejora como consecuencia de políticas equivocadas y de una gestión municipal que, al no contar con la opinión de la gente, ha traído consigo una permanente dejadez y abandono de la ciudad. Las consecuencias las pagamos siempre las y los mismos, nosotras, nosotros. Las clases privilegiadas no han aprendido a mirar por los habitantes de esta ciudad y, por tanto, estamos obligados a contribuir para cambiar la dirección de nuestro ayuntamiento, darle un giro a la política económica y a la gestión puesta en práctica hasta ahora.
Nuestras calles, nuestros parques, nuestras plazas, necesitan mimos y cuidados. En ellas vivimos, en ellas nos relacionamos, ellas son nuestro pasado, presente y futuro. La ciudad la hace la gente, tú, yo, nosotros, nosotras, ellas y ellos, gente normal, politizada o no. Participar quiere decir compartir, querer lo mejor para lo colectivo, y lo colectivo es siempre una herramienta de transformación social, pero no hay transformación social posible sin la participación activa de las personas.
Construir una política municipal participativa es apostar por un proyecto de ciudad. Dicha construcción conlleva activar fórmulas de participación ciudadana que incorpore a las asociaciones vecinales de barrios. Para ello es necesario compartir un proyecto común de ciudad con activistas y movimientos sociales, asociaciones de barrio, culturales, deportivas, sindicatos de trabajadores, autónomos y pequeños empresarios. Es decir, trabajar con y desde la gente, y donde cada persona pueda encontrar su lugar.
Se puede y se debe mejorar nuestra ciudad. TODAS, TODOS SOMOS CIUDAD.
Javier G. Cerro es secretario de Participación y Red Municipalista de Podemos en Talavera