Somos trabajadores sociales
Hace 101 años que Mary Richmond publicó su libro Diagnóstico Social, y más de un siglo después nos cuestionamos volver a la reconceptualización del trabajo social, de sus principios, de su acción y de su futuro.
Empiezo este articulo así para que empecemos a cuestionar, y diferenciar entre Servicios Sociales, Políticas Sociales y Trabajo Social, y las praxis de nuestra profesión, y nuestra profesionalidad. Servicios Sociales es un sistema integral de acciones donde se desarrollan las políticas sociales de una administración, y el trabajador social es un empleado, clave, del sistema.
El problema empieza cuando un Trabajador/a Social ve limitada su acción a la hora de trabajar con un ciudadano, porque no encuentra en su cartera una prestación, servicio o un recurso acorde a la necesidad del mismo. Y entonces nos encontramos que el trabajo social se ha convertido en la dispensación de recursos sociales, dentro del sistema, y dentro de una política social, en definitiva, ha dejado de ser Trabajador/a Social.
Otro de los problemas endémicos de la profesión es que somos los “solucionadores” de la pobreza, trabajamos o atendemos a personas pobres, trabajo social sinónimo de atención en pobreza. Cuando en realidad nuestra profesión, nuestro ejercicio tiene que ver con un diagnostico social de la situación, donde se recogen las necesidades, las fortalezas y las potencialidades de la persona, grupo o comunidad, a fin de aprender a resolver los retos de los mismo y salir de su situación, y que esta situación de necesidad puede darse en familias con poder adquisitivo muy diferente.
Siguiendo con algunos males que debemos de trabajar a fin de reducir, también hemos perdido nuestra concepción Comunitaria, dejando un espacio de atención social muy importante, aunque esto lo hemos ido perdiendo todas las profesiones, en el trabajo social es más acuciado, pues nuestros inicios, y nuestro mayor logro ha sido en comunidad.
Puede que uno de los problemas sea la “funcionarización” de la profesión, o quizás el “encorsamiento” de nuestra función dentro de un sistema que nos ha absorbido, aunque uno de nuestros mayores enemigos es la dejadez de los profesionales, por hacer “Trabajo Social”.
Podríamos seguir esgrimiendo que problemas y retos se nos plantean como profesión al Trabajo Social, pero quiero que el final del texto sea en negativo, sino que me centro en las evidencias, y muchas científicas, de lo que nuestra profesión puede hacer y debe hacer.
Desde el trabajo social contamos con el diagnostico social, contamos con la terapia social, y contamos con la Entrevista, como herramientas o técnicas, así como una preparación universitaria, para ayudar a las personas a que afronten sus procesos de cambio hacia una situación más mejorada, ayudando a aceptar las situaciones, a valorar las necesidades, a enumerar las potencialidades, a diferencias entre hechos y valoraciones, a proponer objetivos de trabajo, y marcar las acciones y herramientas a utilizar, a fin de poder ayudar a las personas a tomas decisiones.
Sin otro particular, que hacernos reflexionar hacia dónde queremos ir como profesión, invitar al debate a todos y todas, en una continua retroalimentación de las grandes capacidades de nuestra profesión.
Gabriel Ángel Cano. Trabajador Social castellano-manchego y vicepresidente del Colegio de Trabajo Social de Castilla-La Mancha