Despoblamiento: los diagnósticos están claros, ahora toca pasar a la acción
A estas alturas nadie duda del importante papel que las cooperativas agroalimentarias juegan en la vertebración del medio rural de nuestro país y la función que desarrollan en la lucha contra la despoblación que, desde hace años, están sufriendo amplias zonas rurales de toda España.
Un riesgo de despoblamiento, que tiene especial virulencia en Castilla-La Mancha con una población muy envejecida, con la más baja densidad de población por kilómetro cuadrado de toda España (26 h/km2), donde el 69,7 % de sus pueblos tienen menos de 1.000 habitantes y aglutinan solo el 8 % de la población total de la región (y descendiendo), y donde tan solo 12 municipios (incluidos capitales de provincia) se escapan de la consideración de rurales al ser mayores de 30.000 habitantes.
Ante este panorama, es cierto que las cooperativas agroalimentarias de Castilla-La Mancha hemos hecho parte de nuestros deberes. Los datos así lo demuestran: las cooperativas estamos presentes en más de un tercio de los municipios de la región, nuestro arraigo al territorio es indiscutible, no nos deslocalizamos, generamos valor a las producciones de agricultores y ganaderos haciendo que su explotación sea viable y competitiva. Nuestro peso económico es fundamental para generar miles de puestos de trabajo estables y de calidad, nuestros beneficios se quedan en nuestra tierra, en definitiva, vertebramos y generamos riqueza en el medio rural y, por tanto, podemos afirmar que somos fundamentales para fijar la población y para frenar el despoblamiento al que múltiples zonas rurales se están viendo abocadas desde hace años.
Pero, ¿es ello suficiente o podemos hacer algo más? Pues reconociendo mucho valor a todo lo que hasta aquí hemos hecho, creemos que el movimiento cooperativo aún puede dar un paso más en su compromiso con el territorio y convertirse en verdaderos protagonistas del desarrollo rural de nuestros pueblos, cubriendo otras necesidades básicas de su población que la iniciativa pública no alcanza a cubrir y que a la inversión privada exógena nunca le será interesante.
Para ello disponemos de una magnífica herramienta para afrontar ese futuro inmediato: la nueva figura de la COOPERATIVA RURAL, una figura que trasciende de lo puramente agrario y que permite acoger diversas actividades para cubrir otras necesidades básicas del entorno social en que se asientan. El tránsito del actual modelo de cooperativa agroalimentaria al de cooperativa rural debe suponer un cambio de paradigma que nos lleve a un nuevo modelo de cooperativa del siglo XXI más integradora y que ayude aún más -no solo a seguir creando valor para agricultores y ganaderos- sino a la fijación, desarrollo y mejora de la calidad de vida de toda la población del medio rural.
Además de la tradicional actividad agroalimentaria, la Cooperativa Rural podrá cubrir otras necesidades básicas como la prestación de servicios asistenciales a personas dependientes de nuestros pueblos, la gestión y explotación en común de las tierras de aquellos agricultores que cesan en la actividad y que no tengan relevo generacional, la organización de servicios educativos y culturales a todo el entorno social de la cooperativa, cubrir las necesidades de consumo de productos básicos para la población, la organización de actividades ligadas a la gestión de los recursos naturales y turísticos de la zona, la realización de actividades de conservación medioambiental, gestión de la energía, etc. y todo ello desde una única cooperativa rural integral.
La Cooperativa Rural permitirá mejorar la eficiencia en la gestión al integrar bajo una sola estructura cooperativa actividades que de otra forma se encontrarían dispersas en cooperativas o empresas separadas y aumentar así las economías de escala y la profesionalización de los equipos directivos y de gestión.
Gracias a las ayudas de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo de Castilla-La Mancha, dentro del Programa de Promoción de Cooperativas y Sociedades Laborales de la Dirección General de Trabajo, Formación y Seguridad Laboral, desde Cooperativas Agroalimentarias hemos realizado durante 2018 diversas actuaciones de información y difusión de la Cooperativa Rural en diferentes puntos de la región, actividad que seguiremos realizando en 2019, además de ofrecer todo el asesoramiento necesario para que aquellas cooperativas agroalimentarias que quieran transformarse en esta nueva fórmula, así como asesorando a aquellos promotores que quieran poner en marcha una cooperativa rural.
El reto de vertebrar nuestro medio rural, de luchar contra la despoblación, es cosa de todos, tanto de la administración pública (estatal, regional, provincial y local) como de la iniciativa privada. En este sentido, las cooperativas sabemos de nuestro papel y de nuestra responsabilidad y desde ahora nos ponemos manos a la obra. Los diagnósticos están claros, todos los compartimos, ahora toca pasar a la acción.
Juan Miguel del Real, director de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha