¿Mujer-trabajadora frente a mujer-madre?
Desde siempre las mujeres hemos trabajado colaborando con nuestras familias para salir adelante, especialmente en el campo, cuidando a los familiares mayores y a los niños. A los dependientes, decimos hoy. Si preguntamos a cualquier persona si el cuidado de los hijos, del hogar, es un trabajo, un alto porcentaje nos contestaría que sí, y además un trabajo no valorado que, si desapareciera, generaría un caos evidente.
Desde que las mujeres cambiamos el rol exclusivo de cuidadoras de la casa, cosa no cierta (pregunten a las abuelas), y nos integramos en igualdad en la sociedad actual con un trabajo remunerado, las familias, y en especial la mujer por su capacidad de ser madre, hemos tenido que elegir entre familia y trabajo. Se ha ido minusvalorando el papel de la maternidad; en general los hijos son cosa de dos en una familia, pero parece que solo es asunto de las mujeres. Hoy en día seguimos penalizando ser padres, ser madre, y apenas hay medidas de conciliación, los valores y las circunstancias han cambiado, las mujeres cada vez retrasamos más la maternidad y las que apostamos por tener una familia numerosa somos heroínas. Nadie puede decir que no trabajamos, la crianza de los hijos es un gran trabajo a tiempo completo y satisfactorio, pero también toda la sociedad se beneficia al contar con relevo generacional.
Desde las Asociaciones de Familias Numerosas defendemos la libertad de elegir trabajo, familia o ambos, pero la realidad es que a las mujeres que optamos por formar una familia numerosa nos es muy difícil compaginar trabajo y familia. Gran parte de estas mujeres nos hemos visto forzadas a abandonar el trabajo remunerado y, con ello, tendremos menos derechos en el futuro. Esta penalización de la maternidad nos ha llevado a la despoblación y al envejecimiento de la población. El trabajo del hogar se ve como algo inferior y aún queda mucho para que los padres colaboren en las tareas del hogar y crianza de los hijos, y las consecuencias las estamos sufriendo ya. De fondo, la familia es la perjudicada, pues tanto la mujer como el hombre somos responsables de nuestros hijos. Pero la mujer es la que se lleva la peor parte cuando el aporte que hace con su maternidad no tiene valor en la sociedad en que vivimos.
Desde la Asociación de Familias Numerosas proponemos un análisis real del aporte de las familias con hijos a partir de la tasa de relevo generacional. Que se considere el aporte de cada hijo como años cotizados de trabajo para que en un futuro sus pensiones sean relevantes y no residuales. Al igual que hacemos inversiones a fondo perdido para construir carreteras, centros de la mujer, residencias de día para nuestros ancianos. También tenemos que considerar a las madres de familia. Desde la Asociación de Familias Numerosas solicitamos que a las madres con dos hijos o más se les provea de una cotización mínima de 5 años por hijo. De esa manera las madres al tener garantizadas una pensión digna podrán dedicarse con más tranquilidad y más eficacia al cuidado de los hijos y, además, conseguiremos fijar población y fijar consumo ya que para ocuparse de sus hijos no tendrán que emigrar abandonando el medio rural y concentrando la población en las ciudades. Esto serviría para crear una economía que será capaz de generar fuentes de trabajo y fuentes de ingreso para las poblaciones más pequeñas.
Pensamos que es justicia social, justicia distributiva el conseguir que las madres y en especial las madres de familia numerosa vean compensado el aporte y el sacrificio que realizan para la sociedad. Considerar una cotización mínima de 5 años por hijo a aquellas madres que aportan lo más importante para la sociedad, que es el futuro es una manera también de generar estabilidad social. No es un gasto; es una inversión.
ACAMAFAN es la Asociación Castellano-Manchega de Familias Numerosas