El acrónimo es “CORPO”; el nombre completo, “Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha”. Y como se ha repetido en las declaraciones oficiales, su reciente inauguración sitúa a Toledo en primera línea del arte contemporáneo en España y Europa. ¿Pero no era Cuenca la ciudad de la cultura? Pues tampoco. Y seguimos retrocediendo de modo inexorable en esta comunidad para la que Cuenca no cuenta.
Se habla de un triángulo con sus otros dos vértices en el Reina Sofía y el Museo Thyssen de Madrid. Otro tren que perdemos, porque el vértice regional tendría que haber sido Cuenca. Cuenca en esta región no cuenta, y el arte y la cultura no iban a ser una excepción. Es lamentable que se utilice la cultura para excluirnos de otras oportunidades de desarrollo: en industria, en logística, en servicios y, a la hora de la verdad, arte y cultura tampoco. Una vez más, Cuenca encuentra en Toledo el problema y no la solución. Y lo peor de todo es que este estado de cosas no va a cambiar gobierne quien gobierne en la región. Y a las pruebas me remito si hablamos de cultura, porque en estos días el candidato Núñez se ha comprometido con el museo de pintura realista en Albacete, al tiempo que promociona el conservatorio superior en Tomelloso, en línea con la herencia Cospedal que se lo llevó a Albacete.
Dejemos por tanto de mirar a la capital de esta región que nos margina y, copiando el éxito de Guadalajara, miremos hacia Madrid. En todo, también en cultura. Copiemos también lo que ha hecho Málaga convirtiéndose en verdadera ciudad de los museos y, por tanto, potencia de turismo cultural de interior en nuestro país. Y ese camino nos lleva a plantear proyectos como el de ser, por poner un ejemplo, subsede del Museo del Prado. Y sin complejos, por favor. Cuando me propusieron iniciar el proyecto de Cuenca Abstracta la idea era tan sencilla como revolucionaria. Ni más ni menos que hacer en Cuenca, aprovechando el aniversario del Museo de Arte Abstracto, lo mismo que Toledo con el Greco o Ciudad Real con el Quijote. Ahí es nada. Y lo hicimos desde la sociedad civil conquense; y lo hicimos con mucho menos dinero que Toledo; y fue un éxito con su gran exposición 'La Poética de la Libertad', un ejemplo único de dialogo entre las nuevas formas de arte y el patrimonio.
No busquemos, por tanto, en esta región impulso, apoyo u oportunidades, porque con exigir lo que nos corresponde por justicia, o movilizarnos para que no se nos perjudique con cementerios de residuos, trasvases y macrogranjas, ya tendremos trabajo suficiente, y busquemos nuestro futuro mirando fuera. Porque, si es inevitable depender política y administrativamente de Toledo, en nuestras manos está no hacerlo social ni económicamente. A fin de cuentas, Toledo mira también a Madrid, con el triángulo de arte contemporáneo, con el proyecto de parque temático Puy de Fou, con el aeropuerto…
Porque el siglo XXI es el de las grandes ciudades, y veremos cómo las que alumbró el siglo XX crecen de modo imparable en ese nuevo paradigma que llamamos globalización, en el que los urbanistas hablan de megaregiones, grandes ciudades compuestas de nodos interconectados por ferrocarril de alta velocidad. En esas megaregiones, cada nodo cumple una función, que en Cuenca podría ser la cultura, la naturaleza, aportando el pulmón verde y espacio protegido de su serranía, y un cluster especializado en un determinado tipo de empresas de servicios de alto valor añadido y tecnología.
En la presentación de los trabajos del nuevo POM de Cuenca, se lanzó al aire una pregunta incomoda: necesitamos saber, para planificar la Cuenca del siglo XXI, qué papel nos asigna nuestra comunidad autónoma. Prefiero preguntar a los urbanistas del Madrid del siglo XXI qué papel asignarían a Cuenca.
Jesús Neira es concejal independiente por el PSOE en el Ayuntamiento de Cuenca