Una nueva etapa para la gastronomía regional
Gozar de ser paisanos de una región como la nuestra, sentirse castellano-manchego, es una pincelada importante que nos define como personas. Y más aún cuando lo que nos hace únicos sirve también como estímulo colectivo y como acicate para la economía de España y la mayor calidad de vida de sus habitantes.
De entre estos estímulos, la gastronomía es para Castilla-La Mancha uno de sus pilares fundamentales, que a su vez congrega la buena mesa, la salud, la sostenibilidad e, incluso, la solidaridad. Fue con estas ideas con las que hace veinticinco años se fundó la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha, y es con este mismo entusiasmo con el que, bajo mi Presidencia, hemos luchado para obtener el reconocimiento como Corporación de Derecho Público por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Comienza, por tanto, una nueva etapa para nuestra institución, que asumimos con ilusión y responsabilidad. Más aún cuando lo que tenemos entre manos es el estudio, la investigación y la divulgación de la gastronomía regional dentro y fuera de nuestras fronteras. Una segunda época en la que ni podemos desechar apoyos novedosos ni podemos cosechar planteamientos estériles, para lo cual todo el Pleno Académico está preparándose y elaborando nuevas visiones de calidad impregnadas de amplitud de miras.
Creo que el proyecto, apasionante como el que más, cuenta con los tres elementos idóneos para hacerlo viable: un buen equipo de profesionales que observan la gastronomía desde diversas perspectivas, un fundamento sólido de saber hacer y, sobre todo, un gran entusiasmo creador.
Con estas premisas, nos proponemos varias metas. La primera, ser un referente en la cultura regional, nacional e internacional que se posicione a la altura de las más importantes instituciones académicas que estudian nuestras disciplinas. Y, sobre ella, otras tantas: desarrollo de la salud y la alimentación sana, educación a niños y jóvenes en la salud dietética, colaboración con todos los operadores gastronómicos de la región, difusión de nuestros productos característicos en particular y conjuntamente, creación de publicaciones académicas serias, desarrollo de programas de sostenibilidad alimentaria en pro del medio ambiente e implantación de mecanismos de solidaridad.
Desde aquí, presento a todos esta Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha, con el deseo de que nuestra actividad sea un activo presente, fresco e imprescindible de nuestra región. Y, sobre todo, garantizo que cumpliremos con el deber y la responsabilidad que se nos ha encomendado. Porque sí, esta Academia es un gran honor, pero es mucho antes una gran responsabilidad.
José María San Román Águila es presidente de la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha