Este 3 de diciembre conmemoramos el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, un día para celebrar los logros y claros avances de los últimos años, pero también para reivindicar los cambios que aún quedan por realizar.
Cuando hablamos de discapacidad lo hacemos de algo tan diverso como la discapacidad sensorial, física, intelectual o mental, pero en verdad hay tantas situaciones como experiencias vitales de las personas afectadas. Pero, a pesar de esas diferencias, las reivindicaciones son comunes: inclusión, individualizar la atención y reconocimiento social.
Las personas una discapacidad, sea del tipo que sea, tienen mucho que aportar a la sociedad, pero necesitan que les demos las herramientas para poder hacerlo y se lo permitamos. Es fundamental seguir trabajando en eliminar las barreras, no solo las barreras físicas en calles, edificios y comercios, sino también es preciso, en pleno siglo XXI, trabajar en la adaptación tecnológica, facilitando la accesibilidad de páginas web, informes, contratos… para que algo tan común como acudir a un hospital o a una oficina de la Administración Pública no suponga un reto.
Aunque quizá las barreras más difíciles de eliminar muchas veces son las barreras sociales y emocionales. A muchos nos resulta más sencillo si tenemos personas cercanas afectadas; entonces vemos el dolor y la soledad de afectados y familias, la incertidumbre de esos padres que solo piden vivir un día más que su hijo para poder atenderle hasta el último de sus días, inmersos en la duda de qué sería de ellos en situación contraria. Si a esto se suma el aislamiento del mundo rural, muchas veces con recursos deficientes, encontramos situaciones estremecedoras.
Se hace imprescindible aumentar la inversión para dar servicio a aquellos que más lo necesitan, y tener en cuenta el gasto que para los afectados y sus familias supone, ya sea en adaptación del domicilio, ayudas técnicas, fisioterapia, logopedia…. durante largos periodos de tiempo.
En resumen, seguir trabajando desde la Administración pública, desde las empresas y desde la Sociedad en la educación inclusiva, en aumentar las posibilidades laborales, en mejorar la comunicación, en facilitar el acceso al ocio, a la cultura, a las actividades deportivas, al uso de transporte público; seguir trabajando por la sensibilización social, que nos permita a todos un mayor respeto, para evitar la fácil infantilización de las personas adultas con discapacidad y que les posibilite el desarrollo laboral, social, sexual y familiar durante toda su vida.
Úrsula López es diputada regional de las Cortes de Castilla-La Mancha