Una serie embaucadora, un par de libros “black” y una preciosa canción de luz y futuro

¿Quieres ver una buena serie? ¿Una serie que no es tan obvia y de la que no todo el mundo habla? Entonces, elige “The Affair”. Querrás verla toda seguida. Ha tenido premios y buenas críticas, pero su popularidad es relativa a pesar de su altura, su precioso cruce de historias personales llenas de belleza y profundidad y la fascinación magnética de muchos de sus personajes. Son cinco temporadas, no todas del mismo nivel, pero en conjunto se trata de una obra magnífica que puede llegar a ser absorbente. Si superas el bajón de la segunda temporada, tal vez la más titubeante, todo vuelve a resplandecer y te encontrarás con una serie intensa y muy bien escrita que te habla de la vida y de la gente y de circunstancias irremediablemente humanas. Me fascinan, en lo personal, los personajes de Cole Lockhart, con esa interpretación tan melancólica y contenida del actor Joshua Jackson, y Hellen Solloway, con una Maura Tierney en estado de gracia. Creada por Sarah Treem y Hagai Levi, esta serie pone en pie todo un universo emocional que parece estar en permanente reconstrucción a partir de las sucesivas demoliciones de los personajes, un hilo existencial sin embargo pleno de vitalidad y de amor por la lucha y por la vida. Ocurre un "affair" y hay que ver la que se arma, y con un final de serie apoteósico y espectacular.

Benjamin Black, la serie negra

En realidad, Benjamin Black no es un escritor, sino dos: Benjamin Black es el seudónimo de John Banville, escritor irlandés de relumbrón que picotea en las quinielas del Nobel de Literatura y que tiene montañas de lectores. Black firma las novelas negras, Banville todas las demás, y en los dos casos sospecho que sobrevolamos una cumbre literaria de nuestro tiempo. Personalmente, me gustan mucho más los libros de Black que los de Banville, al que no termino de cogerle el aire y la poética. Benjamin Black, por el contrario, es pura intriga y entretenimiento desde una escritura absorbente, culta y a la vez popular, sencilla y cautivadora. Su célebre doctor Quirke te puede enganchar, y ahí están “El secreto de Christine” y “El otro nombre de Laura”, por ejemplo. En 2014 se atrevió Black, por encargo, a rendir homenaje al gran Raymond Chandler resucitando al legendario detective Philip Marlowe, y el resultado fue “La rubia de ojos negros”, una novela que está en lo mejor del género criminal de nuestros días. Tengo muy reciente “Los lobos de Praga”, que es una historia de 1599 tan negra como embaucadora en un mundo salvaje e intrigante, frío y demoledor. Entra, no lo dudes.

El sol de los Beatles

Tampoco es que tenga yo elevado en mi corazón el mejor altar para los Beatles, pero siempre tengo que terminar admitiendo que, sin mucha pasión, son el grupo perfecto: buenísimas canciones, pegadizas, rompedoras, con su propio estilo y una capacidad innovadora y creativa que ha marcado un género y una época. Son fantásticos. Y míticos: la gran banda juvenil del siglo XX y toda una revolución cultural. John, Paul, George y Ringo son maravillosos, juntos y también por separado, y empiezo a contar canciones de los Beatles que me encantan y no sé cuándo parar. Pero me falta la pasión: el que me emociona de verdad es John Lennon, los demás me divierten. Y los Rolling Stones siempre me ha parecido que iban por delante, aunque sea mentira: así como más banda y más rock and roll. Pero, en fin, esta cancioncita “Here comes the sun”, del “Abbey Road” de 1969, es una pieza encantadora, dulce y preciosa, y me gusta tanto para estos días de encierro casero que aquí la traigo y aquí la dejo. Un rayito de esperanza para iluminarnos un poco los corazones en estas largas horas de la primavera robada. Ya viene el sol, todo muy pronto estará bien. Las sonrisas volverán a nuestros rostros y el hielo se derretirá lentamente.

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