Sánchez, la gama alta del éxito y la teoría del oeste
El humor en España no tiene límites, aunque sea humor negro. Somos un país maravilloso. En sintonía con esta tendencia nacional a la comedia, el Gobierno de Pedro Sánchez ha querido situarse en vanguardia y, después de constituirse formalmente en primer propalador español de bulos, ahora se ve que también quiere liderar el Club de la Risa. No es broma: sólo desde esta simpática perspectiva puede entenderse, sin recibir ofensa, la impar entrevista que la vicepresidenta Teresa Ribera concedió el pasado fin de semana al diario El País, sensacional en su contexto y con humoradas de impacto que dejan sobrecogido al lector. El mundo aprieta, pero no ahoga.
Suelta especialmente la ministra un par de perlas que deben pasarse a molde de inmediato y figurar en las antologías del humor nacional surrealista. Y negro-verdad, o sea humor negro-negro. El coronavirus, en efecto, está sacando lo mejor de nosotros mismos y esta circunstancia no tiene precio: algo bueno obtendremos al final de todo este peligro. La primera gran humorada la vemos en los titulares y es realmente magnífica: “España está en la gama alta del éxito y en la gama baja de errores”, todo un hallazgo de Teresa Ribera que, pese a que todo el mundo esto ya lo sabía, ha elevado el espectáculo a la categoría de monumento nacional y está todo españolito a pie de calle que se parte de la impresión, recibida a bote pronto. Que España sea el país con más muertes del mundo por habitante es un dato superficial en el que la ministra, preguntada por ello en El País, contesta con un bote de humo recibido por la abarrotada platea del Club de la Comedia con una ovación desternillante. Al fin y al cabo Trump, o quién sea, recomienda beber lejía a sus compatriotas, que es mucho menos gracioso y posiblemente duela más la tripa.
La gama alta. ¡Qué gran país y qué excelso gobierno! Desde luego si este presidente Sánchez cae será por obra de la malvada derechona: a esta cumbre no llega cualquiera. Y en estas estábamos en la entretenida lectura periodística de Teresa Ribera cuando, zas, de pronto nos llega la segunda y maravillosa perla que completa y explica la primera: preguntada por el milagro de Portugal y la forma tan eficaz de controlar allí el virus, con tan buenos datos en comparación con España, la vicepresidenta explica, magistral, que los portugueses “están un poco más al oeste y entonces pudieron parar un poco antes”, maravillosa teoría que la ciencia tendrá que explicar para deleite y conocimiento general al margen del rango de la gama en la que cada gobierno se haya situado. No sabemos si la teoría del “oeste” incluye, por ejemplo, a Galicia o Extremadura o el chiste era sólo para el resto de España, pero la excelencia de la perla vicepresidencial es incontestable. Tenemos un Gobierno que no lo merecemos.
Se comprende bien en todo caso que un presidente que, en medio del desastre, se siente en la “gama alta del éxito” llegue a pensar que nada es por su responsabilidad. Y que todo lo que ocurre es culpa de una trágica concatenación de causas naturales imposibles frente a las que nada puede hacerse, ni siquiera siendo tan buenos, tan guapos y tan eficientes como Sánchez y los suyos, ejemplo internacional, líderes del éxito, gama alta a la que el derrumbe le ha sobrevenido implacable e irresistiblemente por estar menos al oeste de lo que hubiera sido conveniente. Gracias, vicepresidenta: ahora ya nos podemos explicar con buen humor el alcance global de la tragedia que tenemos encima y la que nos viene por delante. Menos mal que nos queda Portugal.