Una expresión muy común que solemos oír en la tele o leer en prensa es que alguien ha rehecho su vida y siempre se refiere a que esa persona tras una ruptura ha encontrado una nueva pareja. Parece ser que nuestras vidas sin pareja están desechas o que para tener una vida ejemplar debes tener pareja porque si no está incompleta o no es considerada del todo satisfactoria. Es lo que tiene el mito del amor romántico que desde pequeñas nos han enseñado y que han ido alimentando a lo largo de nuestra vida por todos lados para que lo sigamos comprando. Las medias naranjas, las vidas infelices sin amor (de una pareja por supuesto) y esas cosas.
Pues bien, ahora que cogemos un mínimo de perspectiva y poco a poco ciertas normalidades vuelven a nuestras vidas, es el momento de empezar a rehacerlas. Rehacerlas no en el sentido que comentábamos antes, si no en el sentido de prepararnos unas vidas que nos guste vivir. Hemos comprobado la importancia de nuestras redes de apoyo y las hemos echado de menos, por eso ahora las valoramos más. Hemos tenido tiempo para imaginarnos el reencuentro con nuestras amigas para las primeras cervezas o paseo juntas. O para imaginar la primera comida familiar de la nueva normalidad en la que seguro que la paella está más rica. En estos momentos muchas nos encontramos fantaseando con el primer viaje de después del coronavirus. Es el momento de darle al play a algunas cosas que dejamos en pausa. Volver a hacer aquellas cosas que nos encantaba hacer pero no se podía. Y eliminar aquellas cosas que hemos descubierto que no nos gustaban y no nos hacían sentir bien.
Leía el otro día que había gente que no quería volver a la “normalidad” y no porque tuvieran el síndrome de la cabaña, sino porque no querían volver a sus vidas agobiantes de antes que no les hacían felices. Hay que aprender de todo lo que nos pasa en la vida, y con esta situación hemos aprendido lo que queremos dentro y lo que queremos fuera de nuestras vidas, hemos sabido a quién queremos dentro y quién no nos aporta nada. Nos hemos ordenado, hemos reorganizado prioridades y sentimientos. Y es el momento de empezar a poner esos aprendizajes en práctica. Saldremos de ésta con heridas, pero más sabias. Y sobre todo saldremos más unidas. ¡Ánimo valientes!
Patricia Ballesteros Sánchez-Infantes. Plataforma 8M Toledo