Como todos ustedes saben, la antigua Roma fue sin duda una de las civilizaciones más importantes de la historia de la humanidad.
Pioneros en la mayoría de los sectores, influyeron en nuestra sociedad hasta tal punto que algunos siguen sus mismos comportamientos a día de hoy. Incluso en las sesiones plenarias de nuestra localidad, Azuqueca de Henares… Ya verán como son muy pocas las diferencias entre lo que fueron los circos romanos y lo que vivimos y sufrimos Pleno tras Pleno en el Consistorio azudense.
Pero antes de continuar, definamos tres diferentes partes que conformaban el circo romano:
-La cavea, era la parte donde se sentaban los espectadores; es decir, las gradas; lo que sería ahora, en el salón de plenos, los bancos del público.
-La arena, la parte donde tenía lugar el espectáculo. El equivalente a los escaños donde nos sentamos parte del equipo de gobierno y oposición.
-La spina, que era el elemento más decorado del circo, estando recubierto mosaicos o coronado con estatuas. En el caso que nos ocupa, sería la mesa presidencial.
Fundamental y razón de ser de ese circo romano eran los gladiadores, los combatientes armados que entretenían al público, protagonizando la ‘lucha’ con otros gladiadores, animales salvajes o condenados a muerte.
Los emperadores romanos ordenaban la muerte o el perdón del gladiador derrotado en el circo, colocando su dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, según su antojo en aquel momento.
Pues bien, en los plenos de nuestro Ayuntamiento ocurre lo mismo: dependiendo de quién intervenga, así actúa el alcalde. Si son ‘sus’ concejales, el pulgar sube y permite sin reparos agresiones verbales, faltas de respeto y toda clase de improperios hacia la oposición; y todo ello, sin que al “emperador de turno” le tiemble el pulso. ¿Qué somos nosotros, los concejales en la oposición, quienes intentamos defendernos de la ofensa? Entonces el pulgar baja, sin reparo y sin piedad, silenciando nuestras bocas.
Podría enumerar los insultos y humillaciones que hemos recibido algunas portavoces de la oposición pero me ceñiré a quien les escribe, que conoció en ‘la arena’ el término “torticera” por parte de una concejala del PSOE. Y todo por defender la creación de una mesa municipal contra el acoso escolar. Se nos ha llamado calaña, fascistas y gentuza por defender los derechos del pueblo; otra concejala -aún hoy en el Equipo de Gobierno-, me tildó frente a una cámara de televisión de “mentirosa y ridícula” por solicitar un informe de adecuación para la incorporación segura de los trabajadores a su puesto de trabajo después de la Covid19 (un informe que por cierto a día de hoy sigue sin existir).
Y todo esto por no mencionar las mentiras, la prepotencia, el autoritarismo, la arrogancia y la falta de responsabilidad con que actúa un Gobierno municipal que no sabe lo que es la transparencia, ni la empatía, ni el consenso y que dice defender la democracia y la libertad de expresión, pero sólo para los suyos.
Solamente es una pequeña muestra de lo que tenemos que aguantar en el Ayuntamiento de Azuqueca algunos de los concejales que formamos parte de la Corporación municipal. Olvidan que los insultos no van hacia nuestras personas, sino a todos los vecinos y vecinas que representamos.
Para concluir, les diré que estoy pensando que los tres concejales del Partido Popular en Azuqueca, -a diferencia de los samnitas, galos y tracios, que utilizaban sus armas y armaduras nativas- deberíamos hacernos con un escudo que nos proteja ante tales ruindades. Porque con arena o sin ella, con fieras o sin ellas, o con el dedo pulgar hacia abajo, vamos a seguir “luchando en la arena” por el bienestar de Azuqueca, que es la tarea que nos ocupa.
Aure Hormaechea es presidenta del PP de Azuqueca de Henares y portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Azuqueca