El papel de la mujer en tiempos de Covid
Desde los diferentes gobiernos nos están lanzando el mensaje de que la sociedad tiene que acostumbrarse a la “nueva normalidad” a la que nos ha conducido la pandemia del coronavirus.
En mi caso, más que de nueva normalidad prefiero hablar de una “nueva realidad” que está siendo especialmente injusta con las mujeres pues, no nos engañemos, son ellas las que se están llevando la peor parte de la pandemia.
El coronavirus ha transformado el mundo en un lugar más injusto y más desigual de lo que ya era antes. Así lo demuestran los estudios realizados por diferentes organismos como Naciones Unidas, que el año pasado denunció el hecho de que 243 millones de mujeres y niñas fueron víctimas de violencia sexual o física por parte de sus parejas.
Según las últimas previsiones estas cifras habrían aumentado durante el confinamiento ante la obligación de las víctimas de convivir de una forma más estrecha con sus agresores, colocándolas en una situación de mayor indefensión y aislamiento.
Asimismo, durante años hemos denunciado que son las mujeres quienes cargan con la mayor parte de las tareas domésticas y con el cuidado de los hijos y las personas dependientes. Por otro lado, diferentes estudios antes de la pandemia ya alertaban que ellas soportaban el 75% del trabajo no pagado en el mundo: desde la crianza de los hijos hasta las tareas de limpieza.
En consecuencia, el cierre de los colegios ha ocasionado que esta carga sea ahora todavía mayor, sobre todo en el caso de aquellas mujeres que además han tenido que asistir a personas mayores o personas vulnerables y de riesgo.
En otro orden de cosas, si miramos al mercado laboral observamos que el 54% de los puestos de trabajo que se han perdido en España a consecuencia de este maldito virus estaban en manos de las mujeres.
Puede afirmarse por tanto, que el Covid ha traído menos empleo y más trabajo en casa para las mujeres y las previsiones apuntan que su situación laboral no mejorará con el levantamiento de las medidas de confinamiento ya que su reincorporación al puesto de trabajo será más lenta que la de los hombres.
Así lo afirman los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) que señala que en las familias con al menos un hijo menor de 6 años es tres veces más probable que el padre vuelva al trabajo a que lo haga la madre.
A pesar de esta dramática situación y de las grandes dificultades soportadas, ha quedado totalmente demostrada la eficacia del liderazgo femenino frente al coronavirus ya que todos los análisis coinciden en señalar que, entre los gobiernos que están afrontando la crisis del coronavirus con más aplomo, firmeza y sentido común hay una sorprendente cantidad de mujeres al mando.
Un comportamiento muy diferente al de la mayoría de líderes del mundo que minimizaron la gravedad de la situación ante la opinión pública y comenzaron a tomar medidas cuando el virus ya estaba extendido entre la población.
De igual forma, las mujeres también han demostrado saber plantar cara en primera persona al coronavirus. En España, son muchas las científicas que se han puesto manos a la obra en la carrera por encontrar una vacuna o un tratamiento eficaz. De hecho, ellas suman el 36% de los puestos en el CSIF y lideran más del 50% de los estudios sobre el virus.
Por tanto, ha quedado de manifiesto de nuevo en el mundo que para salir de las crisis tenemos que contar con las mujeres, pues apostar por ellas es apostar por el futuro y por el desarrollo económico y social de los países en los que se encuentran.
Los duros momentos vividos en los últimos meses tienen que servirnos para levantarnos con más fuerza y afrontar esta crisis como una oportunidad para repensar el futuro. Un futuro donde mujeres y hombres trabajemos por un mundo más justo y más solidario, donde el nuevo orden mundial no esté basado en el odio de los unos contra los otros, sino en un mundo de solidaridad y de paz donde las mujeres ocupen el lugar que por justicia y derecho les corresponde.
Carmen Quintanilla Barba es presidenta Nacional de AFAMMER