8-M. Por un feminismo que sume y no divida
Ha venido a coincidir la celebración de este 8 de marzo con el cumplimiento de un año de pandemia. Ello invita a hacer una reflexión sobre el extraordinario papel desempeñado de manera especialmente encomiable por tantas y tantas mujeres a lo largo de los últimos doce meses. Jamás olvidaremos los ejemplos de generosidad, entrega y fortaleza que nos han dejado —de hecho lo siguen haciendo— desde las profesionales sanitarias de hospitales, centros de salud y residencias hasta las cajeras y reponedoras de supermercados, pasando por las docentes, las repartidoras, juezas, militares, policías y, por supuesto, esas amas de casa que han estado al cuidado de niños en cuarentena y mayores dependientes, en ocasiones teniendo para ello que dejar en un segundo plano sus carreras profesionales.
Quiero reconocer de manera muy especial el tesón de nuestras trabajadoras autónomas y pequeñas empresarias, estandartes de sectores tan esenciales para la economía de nuestra ciudad como la hostelería o el comercio. Si ya en condiciones normales implica un gran mérito levantar cada día la persiana de un negocio para generar desarrollo económico y empleo de calidad, el esfuerzo realizado en estos meses de pandemia eleva a nuestras emprendedoras a la categoría de heroínas. Desde el Ayuntamiento de Albacete, en el ejercicio de nuestras competencias, hemos puesto en marcha importantes iniciativas para tratar de proteger la actividad económica en la medida de lo posible, con exenciones fiscales, eliminación de tasas y ayudas directas.
Me siento especialmente orgulloso de que este Equipo de Gobierno haya sacado adelante el V Plan de Igualdad, una herramienta esencial que ya nos está sirviendo de guía para seguir dando pasos adelante en la tarea compartida de eliminar todo tipo de brecha entre hombres y mujeres. Y lo estamos haciendo en ámbitos como la economía y el empleo, la educación y la participación de las mujeres en la vida pública. Y también en la prevención y respuesta a esa lacra que es la violencia machista. La actualización del Plan de Igualdad, diseñada de manera participativa, de la mano del Instituto de la Mujer y aprobada por el 96% de los representantes de la Corporación Municipal, ha resuelto una asignatura pendiente de nuestra ciudad, tras ocho años de inacción en esta materia.
Y no es un asunto baladí. La igualdad no puede ser un concepto al que desde las instituciones apelemos de manera retórica. Es innegable que hemos avanzado muchísimo en las últimas décadas, gracias fundamentalmente a la generación de nuestras abuelas y nuestras madres, mujeres fuertes y obstinadas que abrieron camino. Mujeres duras que fueron bandera de dignidad y que nos aportaron valiosas lecciones de liderazgo en nuestras familias y también en diversos ámbitos de la sociedad. Rompieron techos de cristal cuando ni siquiera existía tal expresión. Fueron, ciertamente, vanguardia de un feminismo real, difícil y absolutamente necesario, más aún en tiempos adversos como aquellos, con todo cuesta arriba. Muchas de ellas nos han sido arrebatadas por este maldito virus. Para con ellas solo cabe el mayor de nuestros reconocimientos, con cariño, gratitud y respeto.
Con todo y con eso, es verdad que aún queda mucho camino por andar en la eliminación de barreras y de prejuicios estúpidos, que a veces cuesta dejar atrás. Es tarea del conjunto de la sociedad hacer de las políticas de igualdad un elemento de unión, orientarlas a la utilidad, al pragmatismo y al servicio público, a la consecución de metas palpables, a que sean realmente palanca de cambio, de mejora de la calidad de vida, de avances de verdad. Que se noten en la vida cotidiana. Mi compromiso es que Albacete sea una ciudad de libertad y de igualdad. Y no cabe aquí el conformismo. Quedarnos parados es retroceder. Por eso, la libertad y la igualdad debemos pelearlas y defenderlas cada día. Palmo a palmo, ganando terreno, avanzando juntos.
Eso es el progreso, y así lo entiende este Ayuntamiento. Por eso, hoy quiero reivindicar un feminismo abierto, plural, moderno. Un feminismo que sume y que no divida. Un feminismo del que nadie pretenda excluir a la mitad de las mujeres, sino que trate de incluir a todas las mujeres y a todos los hombres. Un feminismo sin etiquetas ideológicas. La brecha salarial de género, el déficit todavía tan evidente en cuadros de dirección de grandes empresas, la vergonzante violencia machista que golpea a tantas y tantas mujeres. Son razones de peso que nos ponen ante la obligación moral de avanzar juntos. Creo en el feminismo como la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. Creo en un feminismo que ponga las soluciones reales y efectivas por encima de las pancartas y los eslóganes. Creo en un feminismo que impregne nuestra sociedad para hacernos mejores a todos. Y mi compromiso como alcalde es seguir remando a favor por el bien de Albacete. Feliz ocho de marzo a todas. Y a todos.
Vicente Casañ. Alcalde de Albacete