El PSOE no viaja en tren
Vaya por delante y, ante todo, mi agradecimiento desde estas líneas a todas las personas que dedicaron unos minutos de su tiempo el pasado sábado a acercarse a nuestras estaciones de tren para pedir que el ferrocarril no desaparezca de Cuenca. Dejábamos a un lado las ideas diferentes, que las había, y en un ambiente respetuoso, detrás de unos carteles humildes, quisimos de forma unánime llamar la atención de las autoridades competentes, aquellas que deciden por nosotros pero sin consultarnos, y reclamarles que un transporte público como el tren, con casi siglo y medio de historia vertebrando el territorio y garantizando nuestra movilidad, no puede cerrarse.
La convocatoria fue un éxito y de una manera sencilla volvimos a dejar muy claro que no vamos a parar hasta conseguir detener esta injusticia, la de dejarnos sin tren. Pero claro, a estas alturas, todo el mundo se habrá dado cuenta de que en los actos reivindicativos tuvimos ausencias muy destacadas e importantes, que no fueron otras que las de los dirigentes del Partido Socialista de Cuenca. Aquellos que gobiernan España, Castilla-La Mancha y la Diputación de Cuenca, diputados y senadores que fueron votados para defendernos en Madrid y en Toledo o los representantes de los alcaldes de toda la provincia que ocupan sus asientos en el Palacio Provincial de la capital conquense debían de estar demasiado ocupados este sábado pasado para unirse unos minutos a nuestro acto reivindicativo y mucho más, si cabe, para exigir al gobierno de España, sin complejos, que no tiene derecho a dejarnos sin tren.
Particularmente doloroso para mí es el caso de la Diputación de Cuenca. Recuerdo como hace más de un año y medio, en julio de 2019, en el primer pleno que celebrábamos la actual corporación, pregunté al presidente Martínez Chana por la continuidad del programa de rehabilitación de estaciones de la línea Cuenca-Utiel, el conocido ‘Serranía en Vía’ concebido y presupuestado por el anterior gobierno del Partido Popular. Debía de ser que en esos momentos aún no había tomado la decisión o que sí lo había hecho y no quiso disgustarme, el caso es que el mencionado Chana abrió una puerta a la continuidad de esta ilusionante iniciativa, que habría supuesto, a todas luces, una ayuda para la revalorización de nuestro ferrocarril. Cinco meses más tarde, oculto en un decreto y pretendiendo pasar desapercibido, sin agallas para decírnoslo a la cara, ni a los diputados ni a los alcaldes de los pueblos incluidos en el proyecto, quizás sólo se lo trasladó a su asesor, el alcalde de Enguídanos, el presidente de la Diputación Provincial de Cuenca, la institución que tiene la obligación de velar por los intereses de nuestros pueblos y de los vecinos que vivimos en ellos, de defender y promover iniciativas, daba carpetazo a un proyecto cuya concepción había sido incluso puesta como ejemplo a nivel nacional por la propia gestora de infraestructuras, Adif.
Hasta el momento, Martínez Chana, según declara públicamente, se ha dedicado a escribir. Escribe al Gobierno de España y a los acaldes de la línea Madrid-Cuenca-Valencia y, no sabemos, si hasta podría llevar un diario, que daría para mucho, en el que recoja todas las afrentas que desde las instituciones en las que gobiernan sus compañeros de partido, además de la suya, nos están dedicando no solo ya en el tema del transporte público, sino en la sanidad, las líneas de autobuses, las autovías, las carreteras, las comunicaciones, el cierre de empresas como Gamesa, el ERE de Iberopinar o el cada vez más deteriorado y falto de inversiones patrimonio monumental y ambiental.
Unas veces es la pandemia y otras Filomena. El caso es que defender a Cuenca y a sus pueblos, lo que se dice plantarse en un Ministerio y exigir soluciones es un hábito poco extendido entre los políticos socialistas conquenses. Lejos queda el ejemplo del antecesor de Chana, Benjamín Prieto, cuando a los pocos meses de su toma de posesión visitaba a la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, para que declarara la línea Madrid-Cuenca-Utiel de interés público después de que otro ilustre del socialismo, Pepiño Blanco, arremetiera contra ella e intentara dejarnos, también, sin nuestro ferrocarril.
Está claro que los cargos del Psoe de Cuenca no viaja en tren regional y por tanto no les interesa defenderlo. Desde hace algunos meses, no es extraño para los conquenses coincidir con alguna senadora en el AVE de Madrid a media tarde, la misma que hace unos años desde la Diputación decía que defendía el tren convencional. Los dirigentes del Psoe aún se acercan en nuestra provincia, tímidamente, a algunas pancartas, pero parece que las del pasado sábado, las que reclamábamos que el ferrocarril siga recorriendo Cuenca, no se encuentran entre sus prioridades.
José Ramón Ubiedo. Diputado provincial del Partido Popular de Cuenca y alcalde de Víllora