Es difícil y doloroso al no estar ya con nosotros escribir de Jesús Fernández Vaquero, un hombre con sentido institucional. Un adversario político, y un amigo. Era divertido, sensato, serio y leal. Comprometido con Castilla-La Mancha.
Un caballero que dedicó su vida al servicio público. La política debe servir para el bien común. Su obra, su legado, trasciende mucho más de lo que se ha podido ver. Inteligente y discreto. Un hombre que sabía reivindicar la plena juventud de la madurez.
Ahora que se impone tanto el cortoplacismo táctico, teníamos claro en nuestras conversaciones que hacía falta sentido institucional y de Estado para diseñar asuntos estratégicos.
Jesús sabía escuchar, tenía serenidad y templanza. Como adversarios políticos defendíamos cada uno nuestras posiciones con fuerza y pasión. Era amigo de sus amigos y respetuoso con todos.
Teníamos claro que hacía falta una estrategia común de Comunidad y no pensar siempre en las próximas elecciones. Hay que diseñar el futuro.
Hay que huir de visiones univocas de pensamiento. La pluralidad es buena. Es necesario salir de nosotros mismos para construir juntos. Vaquero era un hombre eficaz en dar soluciones a los problemas, buen conversador y vitalista.
Jesús tenía humanidad, hombre leal y de palabra. Jesús era un buen amigo, excelente persona y extraordinario político. Discrepábamos en muchas cosas, pero nos unía ser útiles, pragmáticos, aportar soluciones para el bien común. Nos unieron 12 años en la mesa de las Cortes de Castilla-La Mancha, ser padrinos de MARSODETO, manchegos que amábamos profundamente a Toledo y muchas cosas más. Teníamos claro que se podía ser de partidos distintos, defender cada uno de nosotros nuestras ideas, pero también la amistad.
Jesús era el sentido común, tenía el humanismo por bandera. Era el talento de la experiencia y la ilusión madura.
Ahora que se vive mucho el cortoplacismo, la era del tuit, de los 140 caracteres, lo superfluo, en esta época que hay poca reflexión, Jesús siempre pensaba en la Castilla-La Mancha del futuro, de 25 años después. Tenía claro que la acción política no es sólo dictar sino hacer, no es sólo decir, sino ejecutar. La política es más que meras frases o slogans bonitos.
Una vez leí que grande era aquel que para brillar no necesitaba apagar la luz de los demás, y Jesús era uno de ellos. No por hacer justicia y poner en valor la trayectoria política de un adversario, se deja de defender tu ideología.
Un buen político no odia. Escucha, reflexiona y negocia. Y todas estas cualidades las tenía Jesús. Fue un político eficaz y útil, partidario de grandes acuerdos y menos crispación. Amante profundo de Castilla-La Mancha y Toledo. Un político con sentido común e institucional. Un buen hombre, un buen político y un buen amigo. Hasta siempre amigo Jesús.
Vicente Tirado Ochoa.Diputado Nacional por la provincia de Toledo