Después de la Jornada del 8M, de trabajo, celebración o reivindicación del feminismo y en la que cada una elegimos libremente nuestra forma de participación, la vida continua y la España Despoblada debe seguir caminando hacia el principio y derecho fundamental de la igualdad directamente vinculado a la libertad y la justicia social. Por mi parte lo celebré trabajando, dando visibilidad al lazo morado que representa a todas las Mujeres Víctimas de violencia de género, a la encina, símbolo de la mujer rural de AFAMMER y de la riqueza agroalimentaria de nuestros campos, de nuestra España Verde. También lo hice, compartiendo con mis hijos, de ambos sexos, la relevancia del feminismo para seguir avanzando en nuestra sociedad.
Analizando todo lo vivido en un día como ayer quiero lanzar tres ideas principales.
El feminismo no es un arma de destrucción masiva como pretenden visibilizar los detractores, no es un libertinaje en las formas y los modos, como pretenden visibilizar los más exagerados, el feminismo es una (r)-evolución en la que las mujeres nos convertimos en protagonistas conscientes, en agentes participativos de la transformación que necesita nuestra sociedad para conseguir más igualdad, más libertad y más justicia para todas las personas, para todos los territorios, para las grandes urbes, para las ciudades intermedias como Cuenca y para los núcleos rurales, para nuestros municipios grandes como Almadén en Ciudad Real o Tarancón en Cuenca, para los medianos y para nuestras pequeñas pedanías.
El feminismo tiene un reto importante en las zonas despobladas, y no es otro que el de convertirse en la punta de lanza de una flecha que pueda conseguir la transversalidad de la igualdad de género combinada con la igualdad de oportunidades para territorios urbanos y rurales, incluyendo indicadores de discriminación positiva mixtos de género y factor despoblación aplicados a las diferentes políticas de empleo, educativas, sanitarias, sociales, económicas y de desarrollo que necesita el medio rural en nuestro país. No se trata tanto de crear leyes nuevas sino de analizar las existentes y modificarlas incluyendo indicadores mixtos.
El feminismo como movimiento tiene también el reto de plantear una estrategia consciente de cambio demográfico del medio urbano al rural en la que el relato y la ideología que se anteponga en las zonas con escasa población sea la de revitalizar y crear desarrollo y donde todas las personas se sientan cómodas con políticas basadas en valores sociales, liberales, demócratas y de justicia social. El reto de unir brechas de género y brechas territoriales aporta el valor necesario para que la España Rural avance hacia la integración plena de la igualdad de las oportunidades para las personas y que ha sufrido un retroceso en este tiempo de pandemia.
Reconozco el esfuerzo que realiza el Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha en materia de igualdad entre mujeres y hombres y en apoyo a Víctimas de violencia de género dando visibilidad a ello en actos institucionales como el de Talavera de la Reina, pero algo se me desencaja cuando miro la imagen de unos días antes en Priego, en la presentación del Plan de Movilidad para la Serranía de Cuenca y la Alcarria donde aparece una única mujer en lo que parece Tierra de Hombres y entonces me cuestiono: ¿Qué se puede mejorar? ¿Dónde se encuentran las mujeres de Cuenca y qué les impide hacerse visibles y ser agentes partícipes de la vida social, económica y política de la provincia? ¿Cómo podemos involucrarlas para que su participación ayude al desarrollo del territorio? ¿Con qué relato y acciones se sienten cómodas? ¿Qué puntos de encuentro tenemos en común las diferentes versiones de mujer para iniciar ese proceso tan necesario de revitalización territorial? ¿Qué compromiso y alianza seremos capaces de alcanzar para hacer una sociedad más fraterna, más libre, más justa, más igual? ¿Cómo se puede conseguir involucrar a las que ya se fueron y tienen aún un vínculo emocional con el territorio? ¿Cómo podemos poner en valor todo el potencial del territorio a través de un feminismo bien entendido que pone a la mujer como agente de cambio?
Desde el área de Reto Demográfico de AFAMMER nos ofrecemos a cooperar con todas y cada una de las Asociaciones de Mujeres de la provincia para dar una respuesta a estas preguntas y a todas aquellas que os hacéis vosotras cada día, porque creemos que sin mujeres no hay vida ni desarrollo para la España Despoblada. A vuestra entera disposición.
Yolanda Martínez Urbina – Coordinadora de Reto Demográfico de AFAMMER – Presidenta de Pueblos Proactivos