A vueltas con las jornadas escolares
Siempre que las comunidades autónomas empiezan a negociar, alguna ni lo negocia, sus calendarios escolares, tiene que salir algún estudio, erudito, incluso iluminado con la jornada continuada o jornada partida, pero eso sí, nunca sale de los que imparten la enseñanza, siempre los hacen los que no la imparten. En concreto esta vez han sido expertos no en política educativa, como algún medio pregona, sino en política económica y según se autodenominan independientes. Quizás por su carácter económico y no educativo, no se hayan enterado de que en España la jornada la deciden los centros educativos y no sólo por mayoría simple, es decir, la comunidad educativa, ergo las familias también, y es por ello que no “España”, que en la inmensa mayoría de los centros educativos y familias “de España” elijan la jornada continua.
Por otro lado, el propio estudio de política económica señala, y copio textualmente: “En el caso del alumnado, no existe evidencia rigurosa sobre el efecto de la modalidad de jornada (dadas unas horas lectivas) sobre el rendimiento académico”. Sobre el impacto económico especialmente sobre las madres, dice que impide jornadas de 25 a 28 horas, pero supongo que eso será para los centros sin comedor escolar, que según el propio estudio es de un 27,5% de toda España, aula matinal o actividades complementarias.
Pero aun así sigue señalando que aun teniendo comedor escolar, sólo un 38,6% hacen uso del mismo. Es decir, un 61,4% no quieren hacer uso, aun teniendo el servicio. A ver si va a ser peor el remedio que la enfermedad. Otro argumento son los biorritmos del alumno, que si es mejor unas horas de mañana, donde están más activos intelectualmente, una comida temprana a las 12:30/13:00, descansito y vuelta al aula hasta las 16:30. Necesitaremos, además de comedor, sofá mullido y el documental de la 2.
Sin embargo, también argumentan que en adolescentes es al revés, que las clases por la mañana son perjudiciales y es que por la tarde es cuando más rinden. Pero claro, ya la madre o el padre no tiene que estar pendiente por lo que esto no importa, lo cual quiere decir que el estudio no es por y para el alumnado, es por y para que concilien los trabajadores al menor coste posible sobrecargando al profesorado, esto es, el mercado empresarial en los centros educativos, aunque los que trabajan con los alumnos, nosotros, sabemos por experiencia que el alumno después de comer no rinde, que este horario precisamente ayuda a flexibilizar la hora de recogida del alumno, atender a padres y madres y poder realizar el resto de funciones que no son propias pero que redundan en el alumnado y en las familias.
No entiendo por qué siendo un centro de estudio de políticas económicas sólo se centran en Educación si el problema no es de educación. Insten a flexibilizar las horas de trabajo, políticas de igualdad, ayudas a familias, becas, bienestar, familia, racionalización de horarios y un largo etcétera pero a los Ministerios y Consejerías correspondientes, alguno con 1994 millones de euros más de presupuesto que el de Educación.
Ya lo que nos queda es que también inscribamos en nuestro libro de familia a nuestros alumnos, o sus padres y madres a nosotros.