En la actualidad hay más de 200 millones de niñas y mujeres supervivientes de mutilación genital femenina, o lo que es lo mismo, hay tantas niñas y mujeres afectadas por esta violencia como población total en España, Francia y Alemania.
Cada día, 12.000 niñas corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina en todo el planeta, lo que quiere decir que, en este año, 4,4 millones de niñas podrían ser sometidas a esta práctica, que supone la alteración o lesión de sus genitales por motivos no médicos y que, internacionalmente, está reconocida como una grave violación de los derechos humanos, la salud y la integridad de mujeres y niñas.
La mutilación puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazo, entre las que se incluyen el dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión de VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y en el peor de los casos, la muerte. Se trata así de un verdadero impedimento para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres y para el empoderamiento y el desarrollo de una vida plena para millones de mujeres y niñas.
De ahí que la comunidad internacional haya fijado el año 2030 como el objetivo temporal para poner fin a la mutilación genital femenina, apelando a intensificar los esfuerzos regionales, nacionales y mundiales.
Ha habido avances, es cierto. La práctica de la mutilación genital femenina se ha vuelto menos común tanto en países en los que antes era universal, como en países en los que se producía en tan solo unas pocas comunidades. Hoy en día, una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrirla que hace 30 años.
Estoy convencida de que es posible erradicar la mutilación genital femenina con concienciación, sensibilización y trabajo, mucho trabajo. Y de ahí el compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha para seguir afanándonos en la prevención, sensibilización y concienciación de profesionales; entornos familiares y comunitarios y sociedad en general, para erradicar la mutilación genital femenina en el transcurso de esta década. Y del mismo modo, continuar esforzándonos para proteger y apoyar a las víctimas en su recuperación.
Castilla-La Mancha ha sido siempre una región pionera, a la vez que comprometida, con los derechos de las víctimas. Por ello, ya en el año 2017, desarrollamos el Protocolo para la Prevención de la Mutilación Genital Femenina en Castilla-La Mancha, en el que están involucradas todas las áreas imprescindibles para abordar este problema de manera integral: Sanidad, Bienestar Social, Educación e Igualdad, así como asociaciones y entidades que trabajan directamente con las personas de los países donde se practica. El fin del acuerdo consiste en coordinar esfuerzos y poner en común los medios personales y materiales para prevenir esta práctica y detectar y frenar posibles casos que pudiesen ocurrir.
Pero no nos conformamos con eso, puesto que acabar con una práctica tan arraigada y a la vez perjudicial requiere el máximo de los esfuerzos y por ello, desarrollar marcos legislativos y normativos como la Ley regional para una Sociedad Libre de Violencia de Género que recoge, en su artículo cuarto, la mutilación genital femenina como una de las formas más extremas de discriminación contra las niñas y las mujeres, es uno de los principales instrumentos para garantizar la plena igualdad entre mujeres y hombres y prohibir la discriminación por razón de sexo.
Mediante estos dos instrumentos, el Protocolo y la Ley, hemos tejido una tupida red de profesionales sanitarios, docentes, profesionales de Servicios Sociales y Servicios de Igualdad y personas participantes en asociaciones y entidades que velan para garantizar los derechos y oportunidades de mujeres y niñas, que son supervivientes de la mutilación genital femenina y cuyas voces y experiencias son imprescindibles para el empoderamiento personal y colectivo de mujeres y niñas y también de sus comunidades, con el único fin de erradicar esta práctica atroz.
Estamos edificando una sociedad castellano-manchega cada vez más sensibilizada con la erradicación de todo tipo de violencia contra las mujeres, especialmente, aquella que se manifiesta en sus formas más crueles como es el caso de la mutilación genital femenina y para ello, necesitamos la implicación de todas las personas, mujeres y hombres comprometidos en la consecución de una región, un país y un mundo pacífico, próspero y sostenible, donde los derechos y oportunidades de mujeres y hombres, niñas y niños estén garantizados en plena, real y efectiva igualdad.
Sara Simón Alcorlo, consejera de Igualdad.