Qué callado está Emiliano García-Page. Los muy cafeteros de sus embestidas le echamos de menos. Queremos marcha e intensidad, pero sólo recibimos silencio y quietud. Andamos tristes. Debe ser que la campaña electoral del 9-J ha dejado afónico al presidente castellano-manchego, pero nos molaba su perfil antisanchista, conciencia única y solitaria de Ferraz, voz en el desierto, griterío insolente en la Moncloa. No sé si se trata de una afasia temporal, a ver qué pasa el domingo, o es un sigilo más profundo, algo así como la paz de los cementerios, pero el caso es que Page está desactivado desde la primera epístola de San Pedro a los españoles y se ha vuelto un poco huraño de actitud. Me gustas cuando callas y etcétera.

Lo iremos viendo en los próximos tiempos, a ver si recupera la alegría, pero me habría encantado esta semana tener la opinión de Page sobre este PSOE convertido en el partido exclusivo de Pedro y Begoña, por este orden. Ya veo en los mítines que la militancia se ha vuelto loca de admiración por este tándem, y no descarto que la jugada judicial les salga bien y el PSOE termine ganando las elecciones europeas, pero yo hubiera entregado hasta el último real de mi alcancía por escucharle a Page dando carrete a la coyuntura. Con su habitual desparpajo y finezza, el lujo de sentirse el patito feo en el partido de los guapos, en el que nada pasa cuando la Justicia investiga a la mujer del presidente.

O sea, la imputación, la cascada infinita de titulares cada día más escandalosos, la salida en tromba del Gobierno, la muerte de Montesquieu certificada e irrevocable y, sobre todo, ay señores, sobre todo, la segunda epístola de San Pedro a los infieles, maravilloso canto populista al victimismo a mayor gloria del relato de la nueva verdad en la España de 2024, a saber: el contubernio ultraderechista, un millón de veces “fango”, la persecución personal orquestada contra un hombre bueno y el “no pasarán” como lema redivivo a ver si la izquierda se moviliza y el domingo hay vuelco electoral. Que podría ser. Hay que reconocer que Sánchez es un genio de la bolita y maneja el truco como nadie en la política española, y todo esto merecía la habitual elegancia discursiva de un Page que, sin embargo, anda un poco como tristón y desaparecido.

En fin, empiezo a intuir la hipótesis de que se ha colado el miedo al 9-J en Génova y ni siquiera con Begoña de su parte ha cundido el optimismo. La pinza del sanchismo con Santiago Abascal es el mejor activo del PSOE y los chicos de Alberto Núñez Feijóo andan recelosos de que, si los suyos no se movilizan masivamente el domingo, el resultado electoral termine siendo un fiasco. Tal vez por eso ha pronunciado Paco Núñez, el presidente del PP de Castilla-La Mancha, las palabra mágicas de la semana: “concentrar” el voto en el Partido Popular es "vital" si el objetivo es echar al soldado Sánchez. Todo lo demás es poner a España, quién sabe si a Feijóo, al pie del precipicio. El miedo, Paco, es libérrimo.

Y por ahí nos vamos despeñando en nuestra querida España. Sepan, cambiando de tercio, que el bueno de Álvaro Mateos, ese gran periodista abulense y toledano de alma y adopción, acaba de publicar “Ávila al día. Efemérides Abulenses”, un proyecto en el que ha puesto mucho trabajo e ilusión y que, por fin, está en las librerías gracias a Teófilo Edicions. No se lo pierdan. Álvaro Mateos, periodista, investigador, doctor y experto en comunicación política, es un tipo riguroso y serio y lleva en la mochila muchos años de experiencia profesional. Tiene muy acreditada su pasión por Ávila y por Toledo y siempre dice cosas interesantes. Pasen y lean.