Que por lo menos nos queden unas risas. El sanchismo podrá gobernar toda la vida, lo que tenga que ser será, como Maduro en Venezuela, pero su decadencia moral es imparable y lo estamos viendo a diario. Así que es muy de agradecer que los satélites de Pedro Sánchez, incluso sin haberlo pretendido, nos dejen estas joyas del humor negro español, en clave de la escopeta nacional, como ese hallazgo impagable de Esther Peña, portavoz del PSOE, de justificar la infamia del concierto catalán con la fiscalidad de Cuenca, Soria y Teruel, pobrecitos míos de mi alma.

Hay que reconocer que el régimen de Sánchez ha encontrado el punto de excelencia en el ingenio cómico y desde la segunda fuga de Puigdemont a esta parte, ahora ya sin necesidad de viajar incómodamente en el maletero, vive España tronchándose en una gigantesca carcajada que nace de la Moncloa y se desparrama por todo el ruedo ibérico hasta terminar en Barcelona. Por supuesto, con paso y parada en la despoblada Cuenca, a la vanguardia de las financiaciones singulares de Esther Peña. Si Cuenca puede, ¿por qué no esa buena gente que son los socios separatistas de Sánchez?

Peña despeñada. Tanto que hasta el bueno de Patxi López, ese hombre, tuvo que salir desde la otra esquina sanchista a desmentir a la portavoz de Ferraz, aunque tal vez solo fuera porque todavía no le había llegado el argumentario y no tuvo tiempo de cambiar de opinión. Cuenca en el corazón y también Teruel y Soria, que tanta alegría a la columna nos han traído en el arranque del nuevo curso político. Esta tropa del sanchismo chismoso tiene una entrevista con Broncano en TVE y que toda España pueda partirse la caja, que diría José Mota. Democraticemos el humor manchego y viva Cuenca libre y singular.

Qué pena que el Gobierno de Emiliano García-Page se haya tomado la broma sanchista tan a mal, con lo graciosa que resulta la pandilla, y el consejero de Hacienda, Juan Alfonso Ruiz Molina, saliera este lunes por las bravas: menos mal que unos y otros son del mismo partido, el PSOE, que si no estalla el mundo por los aires. “Nos toman por tontos”, le ha dicho Ruiz Molina a Esther Peña, y aún ha ido más lejos: “Decir que Soria, Teruel y Cuenca tienen un sistema singular de financiación desde luego es insultar”. Así que a ver si aprenden en Ferraz: no insulten, hombre, no insulten.

Supongo que algo parecido a esto es lo que el sábado le va a decir Page a Sánchez en el Comité Federal del PSOE, si es que tiene “agallas” para ir, como le ha retado la Moncloa. Yo creo que va a ser que sí, aunque luego Page se volverá a Toledo y aquí no habrá pasado nada. Me lo dijo un amigo el otro día ante mi lamento de que los socialistas de Castilla-La Mancha hablan mucho contra Sánchez pero luego en realidad hacen poco o nada para combatirlo de verdad: “Querida, pierde toda esperanza”. Perpleja me quedo. Y el sanchismo suma y sigue.

Runrún sobre Sánchez y la silla de Page

Es un secreto a voces que tiene en agitación a toda la política en Castilla-La Mancha y, sobre todo, al Gobierno regional y al entorno más cercano de Emiliano García-Page. El golpe de mano de Pedro Sánchez para adelantar un año el Congreso Federal del PSOE, con los sucesivos congresos territoriales posteriores, ha levantado un runrún ensordecedor en la región y todo son rumores, pasillos y confidencias. El Palacio de Fuensalida es un hervidero, aunque tampoco veo especial preocupación en la dirección regional de los socialistas, controlada por Page. El caso es que se teme que Sánchez quiera aprovechar la jugada para mover la silla del hipercrítico Page en la Secretaría General del PSOE de Castilla-La Mancha y colocar a alguien de su cuerda, tipo Milagros Tolón, Isabel Rodríguez y en esa línea. No lo digo yo: todo el mundo habla de ello.

La operación, real o no, está en los mentideros del patio regional y no hay corrillo sin que el tema salga. Personalmente, yo creo que Sánchez tiene difícil esta embestida, pero no imposible: ya sería llamativo en toda España que Ferraz se cargara a su único (digo único) líder autonómico con mayoría absoluta y un sentido común muy por encima de la media en el PSOE. Es verdad que Page es una piedra gigante en el zapato del sanchismo, pero desalojarlo del liderazgo regional es una operación de alto voltaje de difícil solución. Una bomba en mitad del PSOE regional. Y además sin alternativa interna real y viable. Paco Núñez, presidente del PP de Castilla-La Mancha, estaría encantado, claro.