¡Queremos ser funcionarios!
Un estudio de Educa 20.20, Gad3 y la Fundación AXA indica que el 40 % de los estudiantes de Bachillerato de Castilla-La Mancha quiere ser funcionario. Y otro dato a tener en cuenta: solo el 4 % de nuestros chicos se plantea ser autónomo. Así las cosas, mi primera conclusión es que nuestros adolescentes son conservadores, sí, pero también listos.
Y es que, seamos sinceros, la maldita crisis ha mermado tanto los derechos laborales y los salarios de los trabajadores, que la Función Pública se ha convertido en la tabla de salvación de muchos jóvenes que están mejor formados que sus padres pero que, según indica el citado estudio y la realidad, que es más terca, lo tendrán no difícil sino imposible para desarrollar su actividad en la profesión para la que se han formado.
Antes de que los funcionarios se me echen encima, reconozco que sus sueldos, en general, no son altos, que han sufrido recortes más allá de lo imaginable y que, en muchas ocasiones, su trabajo no es valorado. Pero, señores míos, ¿saben ustedes cómo anda el sector privado? Los salarios, salvo en contadas empresas y en puestos directivos, son exiguos y lo de las subidas conforme al IPC pasó a la historia. Y qué decir de los horarios o de esos moscosos, creo que se siguen llamando así, días libres, diría yo, para resolver algún asunto o para usarlo en lo que cada uno crea conveniente. Eso, ¿en una empresa privada? Ni hablar.
Los mil euros, efectivamente, se han convertido en un lujo también entre ciertos funcionarios, pero al menos tienen derecho a salir a la calle, a protestar y a desahogarse contra el jefe. Y no les toca nadie. Faltaría más. Que haga eso un señor empleado en una compañía en la que el comité de empresa es una utopía, que verá que pronto le indican la puerta de la calle.
En este panorama, si hablamos de los autónomos, esa posición laboral a la que aspiran el 4 % de los jóvenes de Bachillerato, ya la desolación puede ser total. Absoluta. Plena. Definitiva. Ser autónomo en España es tirarse al vacío sin red, es pagar y venga a pagar al Estado, no tener derecho a desempleo. Y qué decir si uno se pone malo. Eso sí que no. Aquí la salud importa, es lo primero, decimos siempre. Salvo si eres autónomo, añado.
Lo más sangrante es que los partidos políticos cuando llegan las elecciones siempre prometen mejorar las condiciones de este amplio colectivo que, al fin y al cabo, tiene mucho que ver, casi todo, con la economía del país, pero fíjense ustedes, a formaciones como Ciudadanos les preocupa más la legislación sobre el vientre de alquiler, lo llamen como lo llamen y ésta es otra historia que rechazo, que el futuro de cientos de miles de personas que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes y pagar cuota, IVA, IRPF… Amén de otros impuesto que afectan a sus locales y les llevan a desarrollar su existencia al borde del precipicio.
Volviendo a los trabajadores, un informe de Randstad, y esto es muy prestigioso, indica que en Castilla-La Mancha se pagan las horas extraordinarias muy bien, vamos a 24 euros. ¿Ustedes conocen a alguien que cobre eso, salvo los que arreglan los electrodomésticos, que te cobran por llegar a casa como si se desplazaran desde Nueva York en bussines? Pues no, yo no tengo el gusto de conocer a nadie a quien le paguen así las horas extra. Es más, ni siquiera las cobran. Eso sí, las hacen.
En medio de esta desoladora situación, comprenderán que la vocación de nuestros chavales por ser funcionarios es obvia. Y más, si como dice el informe que cito al principio, nuestros hijos piden opinión a las madres, en primer lugar, para decidir su futuro profesional. Ya saben lo que voy a recomendar yo al mío.