Las apariciones de Cospedal
Son abundantes y notorias las apariciones en España desde la época tardomedieval, así como de videntes y mensajes. Destacan entre todas ellas las de tipo laico, espíritus divinos, teológicas, monacales, o de almas o espíritus que se aparecen a familiares, amigos y conocidos por diferentes motivos generalmente para pedir ayudas, aligerar sus penas, o amparo y socorro para sus acciones.
Más próximo a nuestra época, aunque muy relacionada con esta última, existen otro tipo de apariciones, igualmente perturbadoras y alarmantes, aunque no siempre deseadas en la mayoría de las ocasiones. Son los casos de José María Aznar para el PP, cuando el expresidente se sube al púlpito de la Fundación FAES, o mientras el extesorero Jesús Bárcenas, del mismo partido, prorrumpe en los juzgados. También cuando por instalaciones similares, en este caso para el PSOE, emergen José Antonio Griñán, Manuel Chaves, o el paisano de Alicante, Juan P. Hernández Moltó, para explicar su incompetencia al frente de CCM.
Por motivos bien distintos otro tipo de apariciones -o desapariciones en este caso- están resultando igualmente expectantes y comentadas en Castilla-La Mancha. Es la de María Dolores Cospedal, presidenta del partido en la región, ministra de Defensa y secretaria general del PP. Tanto que uno de sus discípulos en la tierra -me refiero a la de Castilla-La Mancha-, Vicente Tirado, se está viendo obligado a realizar las veces de su mandataria. Con tanto empeño, agrado y porte desempeña el papel el secretario general del PP en la región que, sin haber sido todavía ungido por la “divinidad”, se le ha puesto de inmediato “cara de candidato”, como le calificó recientemente EL DIGITAL en una de sus informaciones.
Una condición que tampoco ha pasado desaperciba para el PSOE que en el Debate sobre el Estado de la Región de esta semana su presidente, Emiliano García-Page, levantaba al de Miguel Esteban del banquillo de los suplentes para hacerle titular al cargo de candidato del PP en las próximas elecciones autonómicas. Es lo que pasa cuando la señalada hasta ahora sigue titubeando y sus apariciones en esta tierra son cada vez menores, obligada sin duda por los numerosos y continuos compromisos que tiene en el resto de responsabilidades de Gobierno y partido, a los que parece poner más empeño que a lo que acontece en esta tierra.
A tan sólo año y medio de las elecciones autonómicas resulta lamentable que el Partido Popular de Castilla-La Mancha todavía no haya resuelto o confirmado su candidato al cargo. Una situación que propicia tantos equívocos y argumentos al PSOE para incidir en esta falta de liderazgo del PP en la región. También, a ambiciones que aún permanecen soterradas en la formación conservadora a la espera de que la “divinidad” aparezca, se autoproclame, o unja al señalado.