Premios Cecam
Celebró ayer la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha su tradicional entrega de los Premios Cecam “a la labor de destacados empresarios de nuestra región”. Un evento que en su edición 2017 premió a María Dolores Ródenas, de Ródenas y Rivera, una fábrica de envases y transformado de plásticos de Hellín (Albacete); Venancio Alberca Gómez-Galán, de Cojali (automoción), de Campo de Criptana (Ciudad Real); Rafael Lozano Sauquillo, una autoescuela de Cuenca; Julián Domarco Aguado (Domarco, de maquinaria), en Guadalajara; y José Fernández Gómez y María Pilar Castillejo (Casty,S.A.) alimentación y fabrica de helados de Talavera de la Reina (Toledo).
Tanto en el acto, celebrado en el Teatro de Rojas, como en las distintas intervenciones de políticos y empresarios, se pudo apreciar un moderado optimismo del sector en el coliseo toledano. El contexto económico actual así lo demuestra tanto por el aumento del PIB como en del empleo, creciendo tres años consecutivos por encima del 3 por ciento, unido a una demanda externa, especialmente desde la zona euro, en la que se observa una recuperación tras un prolongado periodo de debilidad.
Sin embargo, no pasó desapercibida para los empresarios la incertidumbre política generada tras el 1-O en Cataluña donde solo en septiembre ha registrado una caída del 34 por ciento en la creación de empresas y del 70 por ciento en capital invertido, además de las 1.500 empresas que ya han trasladado su sede social hacia otras regiones de España, una tercera parte del empleo de la región sin contar autónomos. Una situación política que “no sabemos hacía donde vamos o cómo se va a solucionar", según la calificó el presidente de Mercadona, Juan Roig, en el 32 congreso de Aecoc celebrado estos días en Valencia.
Una euforia empresarial que ya se está viendo afectada según el último informe International Business Report de la consultora Grant Thorton. El optimismo de los empresarios españoles en el tercer trimestre del año ha caído en 25 puntos coincidiendo con las tensiones generadas por el desafío independentista en Cataluña. Además, han rebajado sus previsiones de beneficios empresariales, que han pasado del 66 por ciento al 47 por ciento, aunque siguen estando por encima de la media europea (42 %) y de la global del estudio (38 %). También han descendido las previsiones de contratación de los empresarios españoles, que han pasado del 39 por ciento en el segundo trimestre del año a un 32 por ciento en el tercero, lo que devuelve a la cifra que había a principios de 2016. Las perspectivas de exportación también se han reducido en diez puntos con respecto al trimestre anterior y se han situado en un 28 por ciento.
España es, junto a Alemania, que celebraba elecciones durante el periodo al que corresponde la encuesta, uno de los países en los que más retrocede el optimismo empresarial en la zona euro. Una situación que puede agravarse en un futuro inmediato y cuyos efectos se advertirán a medio plazo. Sin embargo, los primeros síntomas ya han aparecido entre aquellas empresas que ante la actual inquietud han retrasado sus inversiones o simplemente las han cancelado. Un freno que en los próximos meses se traducirá en una menor creación de empleo y consecuente caída en el gasto de los hogares. Un esfuerzo hecho para salir de la crisis que ahora puede resultar baldío y verse disgregado por la actual situación política.