De Caja Rural Provincial de Toledo a Eurocaja Rural
Han pasado cincuenta y dos años desde que Caja Rural Provincial de Toledo inició su andadura. Un periodo donde la cooperativa de crédito ha pasado de la Olivetti a la última tecnología informática; de un local prestado a una sede social de primera magnitud; de un exceso de percepción de 1.600.000 pesetas a 26,5 millones de euros de beneficios; de su primera sucursal en las localidad toledana de Torrijos a las 381 que actualmente tiene abiertas en las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, y Comunidad Valenciana; de apenas media docena de empleados a los más de mil profesionales que su grupo económico tiene en la actualidad. De una obra social que apenas daba para obsequiar con unos bancos o papeleras a ayuntamientos y cooperativas, a una Fundación con miles de beneficiarios a través de diversos programas y ámbitos de actuación. También, de presidir la Asamblea General el gobernador civil de la provincia -a la vez jefe provincial del Movimiento-, con apenas un centenar de asistentes, al presidente de la Comunidad Autónoma en restaurante de postín y concurrencia multitudinaria. De Caja Rural Provincial de Toledo a Eurocaja Rural.
Ha transcurrido algo más de un decalustro desde 1965 no exento de dificultades para la caja, algunas ciertamente comprometidas, que han servido para consolidar una entidad de referencia y solvencia en su ámbito de actuación, y ser ampliamente reconocida por distintas agencias e instituciones supervisoras. La caja cambia ahora su denominación social a Eurocaja Rural consecuencia, entre otros, de un vertiginoso proceso de expansión comercial que su director general, Víctor M. Martín, ya anticipó para corto y medio plazo en Asamblea General, especialmente hacia aquellos territorios que jamás hubiera imaginado y donde la exclusión bancaria ha dejado sin oficina a cientos de miles de ciudadanos en este país. Y se va a proyectar al exterior con una etiqueta bien distinta a la primigenia que, aunque pudiera aparentar redundancia, tan sólo pretendía con “provincial” subrayar que el ámbito de actuación de Caja Rural Provincial de Toledo iba más allá del exclusivo territorio local de una capital de provincia de Castilla La Nueva.
Un nuevo reto, ahora como Eurocaja Rural, que la entidad se dispone afrontar con renovado espíritu de superación y objetivos. Y lo hace gracias también al carácter que desde siempre ha identificado a una plantilla más que eficiente. Un equipo humano que en sus inicios se reclutaba principalmente, a falta de otras canteras, en hermandades de labradores, cooperativas agrarias, o cámaras agrarias -gente de orden- hasta sus actuales profesionales, tal vez mejor formados y con corbata, aunque todos igualmente entregados en el desempeño de sus funciones. Una ambiciosa etapa que tanto rectores, directivos, y profesionales de la entidad están convencidos de alcanzar y renovar en cada ejercicio.